Capitulo 75

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Liam

Abro los ojos; una intensa luz blanca aparece, haciendo que los cierre automáticamente. Los abro de nuevo  y parpadeo varias veces para enfocar mi vista. El suave murmullo de voces y pasos lejanos se cuelan en mis oídos, haciéndose más fuertes conforme me despierto. Me intento incorporar pero un dolor punzante en la cabeza impide que lo logre. Vuelvo a intentarlo y esta vez, apoyo mi brazo izquierdo para equilibrarme mientras el dolor se desvanece poco a poco.

Examino detenidamente la habitación donde me encuentro. Hay un sillón azul de dos plazas frente a mí, uno a mi lado izquierdo y otro a mi lado derecho, donde una chica rubia se encuentra dormida. Vuelvo a parpadear para enfocar mi vista y veo a Emily aferrar a su pecho un libro, con sus labios ligeramente separados y su pecho subiendo y bajando lentamente.

El dolor en la cabeza regresa, haciendo que vea pequeños puntos negros. Parpadeo varias veces y con eso, desaparecen. El sonido de una puerta al abrirse hace que gire mi cabeza: una mujer de cabello negro tiene puesta una pequeña sonrisa en su rostro.  Deduzco que es enfermera al ver que tiene puesto un uniforme azul.

—Hola—me dice cuando llega a mi lado—¿cómo te sientes?

—Algo adolorido—respondo con la voz ronca. La mujer suelta una leve risa.

—Debes estarlo—comenta entregándome un vaso de agua que yo tomo, no sin antes agradecerle—¿recuerdas algo de lo que pasó?

Pequeños fragmentos de recuerdos comienzan a aparecer en mi mente: la luz verde de un semáforo, una calle despejada, el sonido de un cristal al romperse, la sirena de una ambulancia, la voz de alguien diciéndome que estaba bien...

—No demasiado—respondo con mi tono de voz normal. Ella deja el vaso en el pequeño mueble a un lado de la cama.

—Le avisaré a la doctora que has despertado—anuncia ampliando su sonrisa—regreso en un momento

Dicho esto, sale de la habitación, dejándola casi en silencio, a excepción del pitido de una de las máquinas y la lenta respiración de mi mejor amiga.

Me giro y la examino unos segundos antes de sacudirle suavemente la pierna. Ella se despierta, soltando un largo bostezo; examina la sala unos segundos antes de dirigir su mirada hacia mí.

—¿Liam?—pregunta mientras parpadea repetidas veces; esbozo una pequeña sonrisa y esta vez, sus ojos se abren por completo—¡Liam!

Emily me rodea el cuello, y yo intento aferrarla, pero mi brazo derecho no responde, así que uso el izquierdo para rodear torpemente su espalda.

—Estaba tan preocupada—me dice en un hilo de voz—no podía soportar la idea de que salieras lastimado...

Comienza a sollozar, aferrándose más a mi cuello.

—Estoy bien—le susurro en el oído mientras sus sollozos inundan mis oídos—Emmie...

Sus sollozos se vuelven más intensos cuando menciono el apodo con el que suelo llamarle. Comienzo a acariciarle el cabello con mi mano izquierda. Unos minutos después, ella se separa de mí y abre los ojos como platos.

—¿No te he lastimado?—pregunta examinándome. Suelto una pequeña risa ante su expresión.

—Estoy bien—le digo, aunque ella sigue examinándome.

Amigos por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora