Capítulo 16

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—La siquiatría clasifica entre las sicosis crónicas, los delirios (esquizofrenia) y las sicosis maníaco-depresivas. Los estudios de sicosis se basan principalmente en Jacques Lacan y Melanie Klein. Para los psicoanalistas la posición del psicótico respecto a la vida se caracteriza por la escisión; procesos síquicos totalmente separados coexisten sin encontrarse. El psicótico intenta inventarse un padre, un niño, una imagen del cuerpo, etc; a partir de los elementos fragmentarios que ha conseguido reunir. Para los Kleinianos, el psicótico está dominado por un odio violento a la realidad interna y externa, y el predominio de impulsos destructivos que atacan todo aquello que le permitiría tomar conciencia de la realidad y del pensamiento.

Todos en el salón aplauden mientras yo termino de explicarle a la clase mi investigación acerca de la sicosis. Me sentía muy bien haciéndolo, antes no me gustaba pararme delante de todos en el salón para exponer; extrañamente me ponía siempre muy nerviosa, pero hoy me sentía increíblemente preparada. Ángela aplaudió con desenfreno desde su asiento, me encantaba que sea tan enérgica.

La maestra Sophie Henlein me sonríe, rgullosa. Asiente mientras en el boletín de notas apuntaba lo que podía ver era un diez, quise saltar de felicidad pero me contuve. Me voy a mi asiento con una sonrisa decorando mi rostro.

Los últimos meses me ha ido mejor de lo que esperaba en Harvard. Nunca me sentí tan cómoda y llena en un sitio. Ángela se ha convertido en una gran amiga, nunca me deja sola, siempre se la pasa a mi lado; me contó que tenía una hermana pequeña, Amanda. Su madre es ama de casa y su padre es contador de una pequeña tienda de utensilios para el hogar, son una familia humilde pero ella dice que es muy feliz así, la aceptaron en Harvard por su alto promedio en la prueba de admisión, que gracioso que las dos personas que ingresaron a Harvard fueran dos chicas.

Nicole no se ha metido conmigo últimamente, ha estado distante y me ha sabido dar mi propio espacio. Anda por ahí presumiendo de joyas, ropas y tacones con sus clones. Me alegra que no haya vuelto a la casa de Daniel para provocarme.

Bryan y Fabiola han llevado su relación a algo así como amor-odio, a veces los ves muy feliz por ahí, riendo tanto que crees que sus comisuras terminarán por desprenderse, pero en otras los ves discutiendo a tal punto que crees que se van a entrar a los golpes; según la chica no tienen nada semejante a una relación, pero sus sonrojos la delatan, y me he fijado que cuando el chico va al departamento Daniel y él se cierran en una plática y escucho el nombre de Fabiola continuamente.

Daniel por lo tanto ha estado muy ocupado en los últimos días con lo del equipo de fútbol, el entrenador lo quiere matar según sus palabras, también le están dejando muchas tareas en la universidad pero lo sabe sobrellevar.

—¿Dónde investigaste tanto sobre la sicosis?— pregunta Ángela interesada cuando nos sentamos en la cafetería a comer nuestro almuerzo— me pasé horas en Internet y nada era tan interesante.

—En la biblioteca, pero como te fuiste con tu amigo desconocido no pudiste acompañarme, ni siquiera me prestaste atención cuando te lo dije.

Se sonroja inmediatamente, la miro con una ceja alzada.

Desde hace unas semanas se iba misteriosamente de la universidad, se despedía muy deprisa desde que acababan las clases y corría hasta que yo la perdía de vista, según ella un amigo la venía a recoger al final de clases, no me creía del todo esa historia.

—Oh, disculpa, lo que pasa es que mi amigo nada misterioso estaba insistente ese día, sólo eso.

Con un sonido nasal le indico que no importa y me dedico a comer el almuerzo. Escucho el rechinido de unos tacones acercarse, me tenso al saber quien es, lo confirmo cuando se sienta a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja; tan perfecta como siempre, lleva un vestido azul y su habitual maquillaje de payaso.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora