Capítulo 17

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   Daniel

Estar entre toda esta gente nunca me resultó incómodo, estaba acostumbrado desde muy niño a estar rodeado de señores en trajes y damas en vestidos bastantes elegantes, mi padre casi cada año hacía una reunión con sus socios y yo tenía que estar ahí; pero ahora me sentía incómodo, incluso tenía calor, cosa extraña ya que según escuché el sistema de calefacción no estaba descompuesto, además el lugar tenía aire acondicionado. También quería salir rápido de aquí para hacerle compañía a Natalia, no me gustaba que estuviese sola en ese estado en el que se encontraba, por una rara y desconocida razón la... Extrañaba y no sé porque, no debería tener esta sensación, además pienso más en ella que en mí propia novia ¿qué clase de chico soy?

Dejo mis pensamientos a un lado cuando siento una mirada puesta en mí, recorro todo el lugar con la vista. Justo en el centro donde se encontraba la mesa con las bebidas una chica me miraba, llevaba un vestido verde hasta las rodillas. Ha de ser hija de algún socio de mí padre. Me paso la mano por el pelo, luego hago lo mismo con mi traje para así quitar un poco las arrugas, camino hasta ella con pasos cortos, cuándo estoy a su lado tomo su copa entre mis dedos y le doy un sorbo. Me mira con una sonrisa ladeada.

—Hola linda.

—Hola Daniel.

Mi rostro se descompone al escuchar la mención de mí nombre. ¿De dónde me conoce?

—¿Tú cómo sabes mi nombre?

—Tranquilo, tú padre se lo está diciendo a todo el mundo.

Suspiro aliviado, vuelvo a tomar mi postura de chico seductor. Veo como mi padre al fondo conversa con una pareja de esposos, me disculpo con la chica y camino hacia él.

—Disculpen— la pareja me sonríe. Tomo a mí padre del hombro y lo alejo un poco de ellos— ¿Crees que podría irme ya?

—¿Cuál es la prisa, Daniel?

—Natalia está sola, papá y no me gusta dejarla por mucho rato, además es muy tarde y...

Mi padre sonríe de lado y me interrumpe.

— Ya entendí, no es necesario que sigas.

No era estúpido, sabía de sobra que detrás de sus palabras se escondía algo más.

—Papá, no es exactamente lo que piensas...

—No pienso nada. Anda, ve con esa chica, no la dejes sola.

Palmea mi espalda para luego volver a su conversación con aquella pareja de antes, niego con la cabeza. Salgo rápidamente de aquel lugar, me subo en mí auto con destino a mí departamento. Siento mi celular vibrar en el bolsillo de mi pantalón, lo saco y miro de reojo la pantalla, se trataba de Nicole, sonrío un poco.

-Hola cariño- contesto.

-Amor. Me tienes abandonada, no es justo- en este momento sé que debe tener un puchero decorando sus labios.

Ruedo los ojos. 

-¿Para eso llamas? ¿No podemos tener una conversación normal?

-Todo eso se acabó cuando apareció la tal Natalia esa- su voz cambia momentáneamente.

Vuelvo a rodar los ojos.

Cierro el teléfono ya molesto, lo apago y lo dejo en el asiento del copiloto. No tengo ganas de discutir y eso entre los dos ya se estaba volviendo una monotonía. No sé de dónde sacaba eso, Natalia nunca se ha metido en nuestra relación y siempre me da mi espacio, al contrario, soy yo quien me acerco más a ella.

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