Capítulo 14

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Caminar por los pasillos de Harvard era como caminar rumbo a los Oscar. Todo a mi alrededor parecía sacado de una película, desde los estudiantes hasta el más minúsculo espacio del lugar. Me sentía como una hormiga alrededor de roedores; me miraban de arriba abajo como si yo no fuera una persona igual que ellos, me sentía incluso más incómoda que la primera vez que estuve aquí, quizás porque ahora estaba rodeada de personas superficiales.

Daniel insistió en acompañarme a mi primera clase, pero me negué; necesitaba conocer el sitio por mí misma, pero ahora me arrepentía de no haber aceptado su compañía, quizás ahora no estuviese tan nerviosa.

Entre miradas y cuchicheos entro al que se supone es mi salón, ubico un lugar en la fila de alante, nunca me ha gustado sentarme atrás, por alguna extraña razón los profesores siempre tienen su atención en los de atrás.

Le agradezco a Dios que las clases pasen con rapidez, estaba nerviosa y las miradas acosadoras de los estudiantes no ayudaban en nada, quería salir corriendo de este lugar.

¿Acaso era la única nueva en este sitio? ¿por qué me miraban así?

Abro mi casillero con total lentitud, tratando de controlar mis nervios, entreabro la boca para que a mis pulmones le llegara el aire que le faltaba. Dejo de respirar cuando escucho unos tacones muy cerca de mí y luego mi nombre salir de unos labios.

—Natalia.

Me giro lentamente. Admiro a la chica delante de mí, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, una sonrisa horrenda decoraba sus labios, su cabello castaño se encontraba en perfecto estado, reluciente, cayendo en risos por su espalda. Llevaba una falda corta de color amarillo conjunto con una blusa blanca y su maquillaje que nunca abandona. Dos chicas la acompañaban, una morena de cabello castaño y ojos verdes, la otra era una rubia alta de ojos azules y cuerpo de modelo, ha de estar operada, su cuerpo es demasiado exagerado, sus pechos son increíblemente enormes y su parte trasera demasiado levantada.

Me doy cuenta de la mirada que me da la morena, casi me traspasa con los ojos. ¿cómo no me di cuenta antes? Es la chica que estaba en la discoteca la noche que estábamos celebrando por mi entrada a Harvard. Le susurra algo a Nicole al oído, esta abre los labios en forma de "o" y luego se gira hacia mí sin perder su sonrisa escalofriante.

—¿Quieres sentarte con nosotras en la cafetería? De seguro no has hecho amigas, aquí ya tienes
tres— sonríe tanto que me da miedo.

—No es necesario, yo...

—No seas mala, Natalia. Mira que media universidad se muere por estar en nuestra mesa y tú piensas rechazar la oferta.

¿Qué? ¿son alguna clase de diosas griegas o qué?

—No es eso, es que...

—Anda, vamos, no es como que te fuéramos a matar.

Rodea mis hombros con su brazo y se apresura en caminar por el pasillo, voy a rechistar porque acabo de dejar mi casillero abierto pero veo como sus amigas (títeres) lo cierran por mí. De todas formas aparto su brazo de mis hombros de forma brusca, me mira de soslayo pero no dice nada. Entramos a la cafetería, me sorprende ver como todos en la cafetería centran su atención en nosotras, o más específicamente en mí. ¿Es que no podían dejar de mirarme?

Me iba a dirigir a tomar mi almuerzo pero su brazo en mi codo me lo impide. La miro a ella, luego a su brazo.

—¿A dónde vas?— pregunta.

—A tomar mi almuerzo— contesto de forma obvia.

—No te preocupes, mis amigas lo harán por nosotras— dice.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora