Capítulo 6

555 51 1
                                    

Recorrí los enormes roperos que tenía enfrente de mí con la vista, estaba lleno de diferentes blusas de toda clase. Carmen decidió darme un adelanto del sueldo para que comprara ropa o cualquier cosa que me hiciera falta. Ahora me encontraba en una tienda de ropa que estaba cerca del departamento, con Fabiola, la hija de Carmen. Es una muy buena chica, además me agrada bastante por su buen sentido del humor y su manera de ver la vida. Es rubia, de ojos marrones y una sonrisa muy bonita.

-¿Entonces que te llevarás?- pregunta mirando un estante con jean.

-Quiero algo de blusas, remeras, jean y short.

-Okey. Entonces dime ¿cuántas blusas, remeras, short y jean? Tenemos que rendir el dinero.

-Si. Nose, me llevaré las que más me gusten. Primero me probaré y luego elegiré.

-Si. Así es mejor, te espero sentada en ese sillón.

-Está bien.

Al final me medí una cantidad incontable de prendas, mientras yo me medía, Fabiola me pasaba más y más. Definitivamente no puede venir con dinero de más a sitios como este, terminaría llevándose media tienda. Me llevé a casa cuatro blusas, seis remeras, tres jean y dos short y un suéter para el frío en las noches.

Pagué un taxi para ir a casa ya que eran demasiadas bolsas. Del dinero que me dio Carmen me sobró, al parecer si supe rendirlo. Entré al departamento y me fui directo a mi habitación con mis bolsas, allá las organizaría. Fabiola se fue directo a su casa en otro taxi, con las compras que ella misma pagó.

Puse las bolsas sobre la cama, crucé los pies en forma de indio y empecé a sacar toda la ropa. Con la otra parte del dinero quizás compre otras cositas que me hagan falta, todavía necesito más ropa.

-¿Estás ahí?- escucho como Daniel llama a mi puerta.

-Si. Pasa.

Él entra y cierra la puerta tras de él. Se tira en mi cama y suelta un silbido al mirar las cosas.

-¿De compras?- pregunta husmeando.

-Si. Carmen me dio una parte del sueldo. Por cierto, mira- saqué la otra parte del dinero de mi bolsillo- Esto es para ti.

Él miró mi mano que se extendía hasta él con el ceño fruncido. Luego clavó sus ojos azules en los míos. Negó rápidamente mientras se paraba de un salto de la cama.

-¿Qué? No. Yo no quiero tu dinero, es tuyo.

-Te dije que te iba a ayudar con los gastos del departamento- digo parándome yo también.

-Natalia, yo no necesito tu dinero.

-Y yo no necesito que me tengas de gratis en tu casa.

-No estás de gratis, me ayudas mucho de por sí con tu presencia y cuando haces el desayuno, la comida o la cena. O cuando lavas la ropa de ambos, ya con eso haces demasiado.

-Hago eso porque quiero y porque me gusta y en serio me alegra saber que te sientes bien con mi presencia... Pero aún así quiero ayudarte con los gastos.

-Pero yo aquí no gasto nada ¿no entiendes? El departamento es mío, no lo pago.

-La comida no te la dan gratis, vas y la compras. Entonces toma el dinero y haz la compra. Fácil- se lo volví a extender, pero él retrocedió.

-No. Necesito. Tu. Dinero- volvió a repetir.

-Ag. Eres imposible- digo casi en un susurro.

-En serio estoy bien así, sin que me des nada. No lo necesito. No te pedí que te vinieras conmigo para cojerte tu dinero.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora