Capítulo 15

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Se tronaba los dedos continuamente, Fabiola estaba tan nerviosa que ya me había contagiado, me tenía caminando de un lado a otro en mi habitación. Ella estaba sobre mi cama, acostada mirando el techo, yo no podía estar acostada; al minuto volvía a pararme de la cama y volvía a caminar de un lado a otro.

Cuando terminamos nuestro turno en la floristería convencimos a Carmen de que iríamos al centro comercial, pero en realidad partimos a la farmacia por una prueba de embarazo, la cara de la empleada cuando se la pedimos fue bastante cómica, nos miró a ambas con desaprobación y luego nos dio nuestro pedido, ahora nos encontrábamos en el departamento de Daniel, justo en mi habitación esperando por el resultado.

Me acerco a la prueba detenidamente, la tomo entre mis dedos. Fabiola se muerde la uña del pulgar mientras ve atentamente la prueba en mis dedos.

—¿Lista para ver el resultado, Fabiola?

—No lo sé. No estoy preparada para tener un bebé, soy una inexperta. Una vez atendí al bebé de la vecina y lo dejé caer. Por suerte ella no se dio cuenta, además el niño lloraba y lloraba y yo no sabía si quería leche, dormir o necesitaba un cambio de pañales.

Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

—Fabi, no te preocupes, para eso me tienes a mí; además estoy segura que ser madre no es tan difícil.

—Mira el resultado— aprieta los ojos fuertemente como si fuese a recibir un disparo.

Daniel


No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando, ¿Fabiola embarazada? No era como que estuviese espiando, quería ir a hablar con Natalia sobre lo sucedido en la cafetería pero me encontré con tremenda conversación.

Tomo rápidamente mi celular y las llaves de mi auto y conduzco hasta el departamento de Bryan. Antes de bajar del auto marco su número para avisarle de mi llegada, le encantaba encerrarse en su departamento y reventar el lugar con música, y no me gustaba tocar como un idiota por veinte minutos hasta que escuchara mis llamados.

—Bryan aquí— contesta.

—Voy subiendo a tu departamento, tenemos que hablar— cuelgo antes de que empiece a pedir explicaciones.

Saludo al portero con un asentimiento de cabeza antes de entrar al ascensor y marcar la planta veinticuatro. Dejo que las puertas del ascensor se abran para plantarme frente a la puerta de Bryan, justo cuando iba a tocar la puerta se abre. Mi amigo se encuentra sólo con unos pantalones, típico en él. Me abro paso rápidamente, voy directamente a la nevera y saco una lata de cerveza, Bryan hace lo mismo, nos tumbamos en el sofá.

—¿Qué ocurre?— pregunta— tiene que ser algo muy serio para que vinieras hasta aquí y no esperaras hasta mañana que nos viéramos en la universidad.

—Es más serio de lo que imaginas.

—No me asustes, cabrón.

—¿Dónde están tus jodidas bolas, marica?

Me mira con el ceño fruncido.

—¿Qué te pasa? ¿por qué me dices eso?

—¿Qué mierda esperas para ir dónde Fabiola y decirle que te acuerdas perfectamente de lo que pasó esa noche? ¿qué esperas para decirle que no estabas borracho?

Me mira con los ojos muy abiertos, su mandíbula se apriera, traga fuertemente. Su silencio me ponía de mal humor, tenía ganas de golpearlo hasta que reaccionara. ¿qué mierda pretendía? ¿por qué no le decía de una jodida vez que no estaba borracho y se acostó con ella estando en sus cinco sentidos?

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora