Admiro a Daniel desde la comodidad del sofá, está reposando su cuerpo en el umbral de la terraza, mira entretenido hacia la calle sin ni siquiera moverse. Ya no quedaba pizza, entre los dos nos encargamos de que así fuera.
Es increíble saber que ahora soy su novia, nunca imaginé que este día llegaría. Mi ángel ahora es mi novio, esto es mas genial de lo que esperaba. ¿ahora como le diríamos a todos? De seguro se lo encontrarán extraño, que vergüenza ver a los Brown a los ojos cuando se enteren. Alejo todos los pensamientos negativos de mi cabeza y decido ir a encontrar a Daniel para tocar el tema del preservativo, me paro justo a su lado y le sonrío.
—¿En que estás pensando?— pregunto.
Niega con la cabeza en seguida.
—Tonterías.
—Bueno, Eh... Quería preguntarte algo.
—Dime.
—¿Usaste protección anoche?
Niega. Lo miro con los ojos abiertos, el miedo se apodera de inmediato de cada parte de mí cuerpo, hasta la boca se me reseca, empiezo a balbucear sin saber muy bien que decir.
—Oh mierda— es lo primero que logro decir.
Él se pasa las manos por la cabeza.
—Estaba ebrio.
Tiene razón.
—Habla claro ¿te...— lo pienso para decir lo siguiente— viniste dentro?
—Si— traga en seco— Estaba ebrio y...
—Tenemos que ir en este instante a una farmacia y comprar pastillas— digo al borde de un ataque.
Asiente con auforia, toma las llaves de la mesita de centro, yo voy por mis converse y me los pongo. Salimos a toda prisa del departamento, ni siquiera nos molestamos en tomar el ascensor, las escaleras nos sirvieron para pensar en algo que no fueran preservativos.
Ya en la farmacia no supe muy bien que hacer, los nervios se adueñaron de cada partícula de mi cuerpo, muerdo mi labio inferior estresada. Miro a Daniel quien se encuentra observando detenidamente barras de maní en una esquina, me dirijo hacia él con pasos rápidos y lo sostengo del brazo, me mira con confusión.
—¿Qué pasa?— me pregunta.
—No sé que decirle a la farmacéutica, tengo mucha vergüenza.
—Que te de pastillas del día después, no es algo del otro mundo.
—Va a saber que estábamos teniendo sexo— digo muy bajito para que no escuchen.
—¿Y? Estamos en pleno siglo veintiuno ¿que tiene de raro tener sexo?
—No quiero que nadie esté enterado de mi vida sexual— una señora que va pasando me mira con una ceja alzada, sonrío nerviosa.
—Creo que ya esa señora está enterada— responde burlón.
Lo fulmino con la mirada.
—Las farmacéuticas ya nos están mirando como que vamos a robar, anda a pedir las pastillas.
Giro sobre mi y es cierto, nos están dando miradas extrañas, respiro hondo y agacho la mirada.
—Está bien, iré yo— gruñe Daniel y avanza a pedir las pastillas.
Trato de esconderme detrás de los estantes de dulces para que no empiecen a llover las miradas sobre mí, este ha sido uno de los momentos mas incómodos que he tenido en mi vida definitivamente. Quiero morirme con urgencia. Tomo una barra de chocolate y un paquete de maní, voy hacia la caja y me dispongo a pagar por ellos, Daniel viene con una pequeña sonrisa hacia mí, lo miro confusa cuando escucho pequeñas risitas y siento miradas sobre mí persona.
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Abismo
Teen Fiction"Un Aplauso A Los Ángeles Caídos" ©Todos los derechos reservados. Espectacular Portada Hecha Por: @Duxncs