Capítulo 38

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Una semana, es justamente lo que ha pasado desde la última vez que tuve algún tipo de comunicación con Daniel; luego de aquel encuentro en el pasillo no habíamos vuelto a hablar, el único contacto que hemos tenido es el visual, hemos chocado miradas un par de veces, ni mas ni menos.

No mentiré diciendo que esto no me ha dolido, porque si me ha dolido bastante, soy una chica con unos sentimientos enormes, a veces me detesto por ser así, casi no estoy durmiendo bien, ni ingiero los alimentos suficientes. Tampoco me está yendo como de costumbre en las clases.

¡Vaya! si que doy asco.

—Te vas a morir— dice Fabiola delante de mí sacándome de mis profundos pensamientos.

—Muerta estoy— bufo.

—No puedes echarte a la basura por Daniel, sabemos que es un inmaduro y que tarde o temprano va a volver.

—Pero no voy a permitir que vuelva— digo cruzándome de brazos.

Fabiola se echa a reír, tanto que se tira en mi cama para reírse con mas fuerza y placer.

—Vamos— dice entre risas— eso ni tú te lo crees.

Ruedo los ojos.

—¿En serio dices ser mi mejor
amiga?

Se ríe mas fuerte. Después de reírse como por cinco minutos borra todo rastro de sonrisa de su cara, así es de estúpida e insoportable.

—¿Que tal si esta noche te olvidas aunque sea por un rato de él?

—¿A que te refieres?— pregunto alzando una ceja. 

—Vamos a la disco y no acepto un no cómo respuesta.

—No— digo tomando mi celular.

—Oh vamos, deja de resistirte solo por una vez en tu vida.

—Sabes de sobra que no me gustan esos sitios.

—Lo único que te gusta a ti es la verga de Daniel, después mas nada.

Chillo al escucharla decir eso.

—Me has traumado de por vida.

Ríe.

—Vamos— pone cara de perrito.

—Que no.

—Tenemos que celebrar que estamos solteras.

—Tú tienes a Bryan.

—Sólo nos acostamos— se encoge de hombros.

—Pero se aman.

Tuerce la boca pero no responde.

                                         ▪▪▪

Le meto un empujón a un imbécil que me impide el paso hacia el baño, por eso y mas detesto estos sitios, las personas actúan como estúpidas y todo por dejarse llevar de unas cuantas copas y una molestosa música.

Ah si, Fabiola terminó convenciéndome, detesto que lo haga pero siempre termina haciéndolo.

Me paro frente al espejo y miro mi imagen, definitivamente no parezco la chica del corazón roto. Con éste maquillaje parezco yo la rompecorazones, sin duda alguna tengo los rasgos de una chica mala, el vestido negro y los tacos altos ayudan mucho. Cuando termino de analizarme y tratar de tranquilizar mi estabilidad emocional salgo de nuevo a unirme con la multitud. Un cuerpo choca bruscamente con el mío y no obstante lanza de su bebida a mis senos haciéndome chillar al sentir el frío.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora