Capítulo 18: ¡¿Niñeros?!

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Han pasado varios días y apenas he visto a los gemelos ya que he estado pasando tiempo con Beth, necesitaba a mi mejor amiga en estos momentos dado que el ambiente en casa es horrible, los gemelos siguen sin hablarse todavía.

Por supuesto le conté a Beth lo que sucedió entre Darien y yo, y no podía creerse que mi primera vez hubiese sido con él, aunque a decir verdad yo tampoco me lo creo.

Desde ese momento Darien y yo no hemos vuelto a hablar, simplemente nos lanzamos miradas y pequeñas sonrisas cuando nos encontramos en la cocina o en el pasillo.

Bueno, y algún que otro beso...

Estoy en el sofá leyendo cuando la puerta se abre y aparecen mi madre y Anthony cargando las maletas. Dejo el libro y me levanto de un salto para ir a saludarlos.

—¡Mamá! —exclamo abrazándola—. ¡Te he echado tanto de menos!

—¿Qué tal se han portado los gemelos contigo? Espero que bien... —pregunta Anthony cuando me separo de mi madre.

Antes de poder responderle veo a Darien bajando las escaleras, y al mismo tiempo aparece también Jayden, que estaba en la piscina. Justo en ese preciso momento se crea una gran tensión en el ambiente, así que decido hablar antes de que nuestros padres lo noten.

—Bueno, ¿qué tal la luna de miel?

Nos adentramos todos en el salón para escuchar a nuestros padres hablar sobre el viaje, a pesar de que puedo asegurar que ninguno escuchamos lo que dicen.

—Por cierto, se nos olvidaba deciros que hoy váis a trabajar de niñeros —dice Anthony al levantarse del sofá.

—¿¡Cómo!? —pregunto elevando las cejas con sorpresa—. ¿¡Niñeros!?

—Esta noche vamos a cenar con unos amigos en un hotel fuera de la ciudad y tenéis que cuidar a sus hijos —explica mi madre levantándose también.

—Yo paso, no pienso ser el criado de unos mocosos —dice Jayden frunciendo el ceño.

—Váis a ser los tres los niñeros, no hay más que hablar —ordena su padre dando por finalizada la conversación.

La verdad no me gusta tener que hacer de niñera. Los niños me encantan, pero sé que voy a tener que ser la niñera de los gemelos y de los otros niños, y eso no me gusta nada. Me niego rotundamente.

Aunque se me da muy bien conseguir que los gemelos hagan lo que yo quiera...

¡Eso es! ¡Se me ha ocurrido una idea para que los gemelos lo arreglen!

—Venid conmigo —ordeno agarrando a los gemelos de las manos.

Subimos a la segunda planta, tirando de los gemelos, cuando llegamos a su habitación paro de golpe y volteo enfrentándolos.

—Venga, arregladlo —exijo cruzándome de brazos—. No váis a estar así toda la vida. Ya ha sido suficiente.

—No —niegan a la vez.

—¿No? De acuerdo... —digo arqueando una ceja, salgo de la habitación y cierro la puerta sujetando la manecilla con fuerza.

—¡Abre la puerta, Megan! —grita Darien pegando un golpe.

—¡Sois hermanos, joder! Hasta que no lo arregléis no os voy a dejar salir.

NARRA JAYDEN

—No nos va a dejar salir hasta que lo solucionemos, ya lo sabes —bufo con frustración.

—Me da igual, no tengo nada que hablar contigo —dice tirándose sobre la cama.

—Darien, sé que la he jodido... —hablo acercándome a él—. Y que soy un idiota por no haberte contado la verdad desde el principio. Pero entiéndeme, ¿tú no habrías hecho lo mismo para no hacerme daño?

Mi hermano evita responder mi pregunta y se tapa la cabeza con la almohada para ignorarme, pero eso no va a servir para darme por vencido.

—Estabas tan enamorado que... No te diste cuenta de que yo también lo estaba, y sabía que si te decía que Sam estaba jugando con los dos no me ibas a creer.

Darien se levanta de la cama soltando un fuerte suspiro cargado de ira y sin mirarme se acerca a la puerta.

—Megan, abre, por favor —dice golpeando la puerta con los puños.

—¿Lo habéis arreglado ya? —pregunta desde el otro lado de la puerta no muy convencida.

—Sí —miente Darien—. Abre ya, joder.

—No te creo —dice Megan y suelta una carcajada—. Pero bueno, os dejo salir...

Abre la puerta, Darien sale rápidamente pero ella lo para sujetándolo del brazo y su mandíbula se tensa, pero sus ojos brillan al mirarla. Mierda, se nota demasiado que mi hermano está loco por ella.

—Por favor, Darien... —susurra Megan mirándolo suplicante.

NARRA MEGAN

—Chicos, os presento a las gemelas Emily y Chloe —dice mi madre señalando a dos niñas rubias que tendrán alrededor de unos cinco años—. Y este es Jax.

—¡Oh, es una monada! —digo sin dejar de sonreír—. Déjamelo a mí.

Tomo en brazos a Jax, sujetándolo con cuidado para que no se caiga ya que es demasiado pequeño.

—Sus cosas están en esa bolsa —explica mi madre señalando una pequeña bolsa de colores que hay sobre la mesa—. Si hay algún problema llámame.

—De acuerdo, tranquila, estaremos todos bien —hablo mientras doy un beso en la diminuta cabeza de Jax.

—Gracias, nos vemos mañana —se despide mi madre saliendo por la puerta seguida por Anthony.

—¡Megan, queremos jugar! —dicen las gemelas a la vez.

Son idénticas, pero Emily está más gordita y es más rubia que Chloe. ¡Qué ricura!

—Jayden, sujeta a Jax —digo y él lo atrapa con cuidado—. Chicas, venid conmigo.

—¿A qué vamos a jugar? —pregunta Chloe entrando en mi habitación.

—¿Queréis jugar a peinar y maquillar a los gemelos? —pregunto y les doy una caja llena de maquillaje y cosas para el pelo.

—¡Sí! —gritan las dos mientras agarran la caja y bajamos al salón.

—Darien y Jayden, sentaros ahí —ordeno señalando el sofá—. ¡Os van a maquillar!

Los gemelos ponen cara de horror pero acceden ya que no tienen escapatoria.

—Nos tenéis que poner guapos —dice Darien sonriendo mientras sienta a Chloe sobre sus piernas y no puedo evitar formar una tierna sonrisa.

Megan, deja de babear...

Empiezan a pintarles los ojos de colores y los labios rojos. Necesito recordar esto para siempre, así que saco mi móvil y les hago varias fotos sin que se den cuenta.

¡A Beth le van a encantar!

—Estáis quedando geniales —digo con sarcasmo y levanto las cejas intentando aguantar las ganas de reír.

—Ahora te voy a poner... ¡Este lazo! —dice Emily poniéndole un lazo de color amarillo a Jayden—. ¡Y este!

Emily empieza a sacar de la caja lazos de muchos colores y se los pone todos a Jayden en el pelo. Por otra parte, Chloe está pintando las mejillas de Darien y él la mira sonriendo. Pobre, no sabe lo que le ha hecho en la cara...

—¡Ya está! —dicen las dos a la vez mientras aplauden y yo no puedo evitar reír a carcajadas.

¡Nunca habían estado tan guapos!

Mi peor pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora