Todavía quedan unas horas para que den las campanadas pero los invitados ya van llegando. Beth ha sido la primera en llegar y me ha ayudado a terminar de preparar algunos detalles de la fiesta.
Todos los asistentes tienen sus copas todavía llenas, por el momento se están sirviendo todo tipo de bebidas alcohólicas ya que hemos dejado el champán para cuando llegue la media noche.
—Dios, la perfección existe —dice Beth a mi lado mientras me sirvo una bebida.
Volteo para ver a qué se refiere y entonces lo veo, o mejor dicho, los veo. Los gemelos acaban de bajar a la fiesta y se han parado a hablar con alguien cuando pretendían entrar en la cocina.
—¿No le queda genial ese traje?
Sé que habla sobre Jayden, pero yo no puedo quitarle la vista de encima a Darien y asiento dándole la razón ya que también está guapísimo con ese atuendo.
La perfección existe, estoy de acuerdo.
Y la perfección lleva traje y corbata, y siendo sincera, está muy sexy. No sé qué tendrán los trajes pero me vuelven loca. Aunque quizás sea que me vuelve loca la persona que lo lleva puesto.
Joder, no puedo seguir así. Cuando lo veo el corazón se me acelera y siento unas ganas inmensas de acercarme a él y besarlo. Pero no puedo hacerlo. Me he prohibido a mí misma seguir luchando por él. Aunque el otro día si Connor no hubiese entrado en mi habitación quién sabe lo que habría pasado entre Darien y yo.
Es horrible sentir tanta contradicción. Es como si hubiese una lucha entre la razón y la emoción. Odio que mi mente me diga que lo mejor es abandonar la batalla antes de volver a salir herida, que me olvide de él, y en cambio mi corazón me diga que siga intentándolo un poco más.
¿No pueden ponerse de acuerdo?
—¿Meg, estás bien? —pregunta Beth mirándome algo extrañada, pero yo solo asiento—. Voy a secuestrar a Jayden, luego nos vemos. ¡Y diviértete, por favor!
Beth se acerca a él, interrumpiendo la conversación que estaban manteniendo con otro chico y se lo lleva al salón, que ahora es la pista de baile.
Me doy la vuelta para tomar mi bebida de la mesa y al volverme a girar me sobresalto al encontrarme con Darien, que está tan cerca que casi le tiro la bebida encima.
—Estás preciosa —dice acercándose más a mí pero no soy capaz de responder nada así que intento escabullirme, pero él me detiene—. ¿Dónde vas?
—Necesito tomar el aire —contesto algo tensa y noto cómo me cuesta respirar.
Salgo de casa lo más rápido que mis pies me lo permiten y me siento en las escaleras del porche. Darien me ha seguido al exterior y se sienta a mi lado.
—¿Podemos hablar?
—No hay nada que hablar —niego con la mirada clavada en el suelo, no puedo ni siquiera mirarlo a los ojos.
—Joder, Megan... Solo quiero...
—¡Vaya, ahí viene Connor! —lo interrumpo levantándome para saludar a mi amigo.
—¡Estás preciosa! —exclama dándome un fuerte abrazo y escucho a Darien gruñir.
—¿Te apetece tomar algo?
Asiente con entusiasmo y me toma de la mano para entrar a la fiesta, dejando allí a mi hermanastro. Agradezco que Connor esté aquí ya que sé que él será capaz de conseguir que me olvide de todo por una noche y me lo pase de maravilla.
Una horas más tarde...
—¡Ya es la hora! —avisa Jayden lo suficientemente alto para que todos lo escuchemos.
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Mi peor pesadilla
RomanceImagina que tus peores enemigos se convierten en tus hermanastros, que se mudan a tu casa, y tú no puedes hacer nada para impedirlo. Sería una auténtica pesadilla, ¿no crees? Pues eso es lo que le sucede a la protagonista de esta historia; los gemel...