Capítulo 29: Te lo prometo

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Estamos cenando todos juntos mientras hablamos sobre todo lo que ha pasado estos últimos años. Sobre cómo me va la universidad, cómo seguiré estudiando de forma online, qué tal he vivido con mi padre y su nueva familia... Lo típico.

Aunque, siendo sincera, me siento muy incómoda con la presencia de Darien después de todo lo ocurrido ayer.

No nos hemos dirigido la palabra desde el momento en que se fue del parque y me dejó allí tirada, supongo que para irse con Samantha, ya que no vino a dormir.

—Bueno, ¿y ya tienes novio? —pregunta Anthony haciendo que me atragante.

Bebo agua y mis ojos coinciden con los de Darien, que me está mirando fijamente. Es como si esperase impaciente mi respuesta.

—No, no tengo novio —informo agachando la cabeza sintiéndome avergonzada.

—Seguro que algún chico hay... ¡Mírala, si se ha puesto colorada! —exclama Jayden sin parar de reír.

—No, él se quedó aquí —respondo sin darme la menor cuenta de mis palabras.

¿Por qué he dicho eso?

¡Podrías haberte quedado callada!

—¿Quién es ese chico? —pregunta mi madre frunciendo el ceño—. ¿Lo conozco?

Trago saliva pesadamente, sin saber qué responder. Parece que desde que he vuelto solo hago que meter la pata. La vuelta a casa no está siendo tal y como creía que sería. Todo está saliendo mal.

—No tengo hambre —digo al mismo tiempo que me levanto de la mesa.

Salgo de la cocina, mientras escucho que gritan mi nombre, pero no me detengo hasta que llego a mi habitación.

Creo que jamás debí volver.

NARRA DARIEN

Mi padre y Lauren fruncen el ceño y se miran entre ellos sin entender qué acaba de pasar cuando Megan se va.

—¿Es que acaso he dicho algo que le haya podido ofender? —pregunta Lauren mirando a mi padre confundida.

—No, cariño —le responde mi padre tomando su mano—. Quizás es un tema delicado para ella, no te preocupes.

No tiene ni idea de cuánto.

En realidad es un tema muy difícil para los dos. No hemos hablado sobre ello, aunque Megan lo intentó, y yo acabé jodiéndolo todo. Pero es muy duro para mí.

Llevo años sin saber nada de ella, sin que responda mis llamadas, y de repente vuelve, después de tanto tiempo, y quiere solucionar las cosas como si nada hubiese pasado entre nosotros.

Pero sí ha pasado.

Han pasado muchas cosas y no es sencillo solucionarlo. No es tan fácil hacer como que todo está bien, cuando la verdad es que tenemos demasiadas cosas que decirnos el uno al otro, demasiados reproches y mucho rencor acumulado.

—Voy a hablar con ella —informo levantándome sin pensarlo dos veces.

Cuando llego a su habitación toco pero no responde, así que abro la puerta y veo que está acostada sobre la cama.

—Megan, ¿estás bien? —pregunto acercándome a ella y me siento a su lado.

—¡Vete con Samantha! —grita mientras se sienta para mirarme—. ¡Seguro que con ella estarás mucho mejor!

—Deja de decir tonterías —gruño negando con la cabeza—. ¿Qué te pasa? No querías estar conmigo pero tampoco quieres que esté con otra persona.

Mi peor pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora