—Meg, ya han llegado todos los invitados y los gemelos están apunto de llegar —avisa Beth desde la puerta—. ¿Tú ya estás?
—Sí, ya estoy lista —aseguro mirándome en el espejo por última vez.
—Madre mía, estás perfecta —afirma cuando me ve con el vestido que insistió en que comprara para hoy—. ¿Has pensado en lo que te dije? ¿Se lo vas a decir?
—No he podido pensar en otra cosa, Beth. No sé qué hacer, estoy tan confundida...
—Pues no lo pienses más —se acerca hasta mí para tomar mis manos—. Solo escucha a tu corazón. Tiene todas las respuestas que necesitas. Deja que te guíe.
—Joder, Beth, qué profundo... —digo con asombro—. ¿Eso lo has leído en alguna parte o se te ha ocurrido a ti?
—Lo dijo una tarotista en TikTok —dice antes de tirar de mí—. Venga, tenemos que bajar, los gemelos van a llegar ya.
Como Beth había asegurado en el salón ya están todos los invitados, familiares y amigos de los gemelos. Mi mejor amiga se ha encargado de prepararlo todo, invitar a la gente y decorar la casa, y mi madre la ha ayudado preparando todos los tentempiés y cocinando una deliciosa tarta.
Todo está perfecto.
Mientras contemplo lo bonito que ha decorado el salón, escuchamos el motor de un coche y todos nos miramos alarmados. Es la camioneta de Anthony, quien se ha encargado de mantener alejados a los gemelos de la casa durante todo el día.
—¡Silencio! —grita Beth llamando la atención de los invitados—. ¡Si escucho a alguien hablar me las pagará!
Creo que Beth se ha tomado demasiado enserio la sorpresa para su novio.
La puerta se abre y oímos pasos mientras la casa está inmersa en completo silencio y oscuridad. Cuando los gemelos aparecen en el salón alguien prende las luces y varias personas lanzan confeti sobre ellos.
—¡¡¡SORPRESAAA!!!
—¡Joder, qué susto! —exclama Jayden con la mano en el pecho—. ¿Qué es todo esto?
—¿Creías que no íbamos a celebrar vuestro cumpleaños por todo lo alto? —pregunta Beth rodeándolo por el cuello para darle un beso—. Felicidades, idiota.
—Te amo, gracias —sonríe dándole un fuerte abrazo—. ¡Eres la mejor novia del mundo! ¡No te merezco!
Darien está rodeado por varias personas que se han acercado a él para felicitarlo. Pienso en acercarme pero la gente me lo impide, entonces él me ve y sonríe.
—¡Feliz cumpleaños!
—Gracias, hermanita —dice, todavía rodeado de gente, y me guiña un ojo.
¡Otra vez esa dichosa palabrita!
Me siento en el sofá, mientras los invitados se acercan a felicitar a los cumpleañeros. Me dejo caer sobre el respaldo y suelto un largo suspiro. No sé qué voy a hacer, no estoy segura de si es buena idea decirle la verdad hoy. ¿Y si arruino su día?
Me levanto y voy a por aperitivos que mi madre ha colocado sobre una larga mesa. Cojo dos pequeños bocadillos y me vuelvo a sentar en el mismo lugar. El embarazo me ha abierto más el apetito y ahora como a todas horas. Algunas noches tengo que bajar a la cocina a por algo para picar a altas horas de la madrugada.
—Meg, eres una aburrida, ¿quieres ir a bailar o te arrastro yo misma hasta allí?
Llevo más de una hora sentada en el sofá observando cómo los invitados comen y beben, hablan entre ellos o bailan. Beth espera impaciente a que me levante, tomo su mano y me lleva hasta el centro del salón para bailar, pero no me apetece. Mi cabeza está en otra parte y Beth lo nota.
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Mi peor pesadilla
RomanceImagina que tus peores enemigos se convierten en tus hermanastros, que se mudan a tu casa, y tú no puedes hacer nada para impedirlo. Sería una auténtica pesadilla, ¿no crees? Pues eso es lo que le sucede a la protagonista de esta historia; los gemel...