Darien no ha querido seguir con la conversación que estábamos teniendo en el centro comercial y nos hemos ido de allí sin dirigirnos la palabra durante todo el trayecto a casa.
Una vez llegamos, detiene la moto y bajo rápidamente desapareciendo en el interior de la casa. Subo a mi habitación y cierro la puerta dando un portazo.
Algunas lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y las limpio con mis manos. Respiro profundo y decido seguir leyendo un libro que empecé hace un par de días. Lo único que necesito en este momento es distraer mi mente.
Varias horas después y habiendo acabado casi el libro al completo Darien entra en mi habitación, interrumpiendo mi lectura, y se sienta a mi lado.
—Megan, yo... —murmura cabizbajo y noto nerviosismo en su voz—. Creo que deberíamos...
Antes de que pueda acabar de hablar la puerta de mi habitación se vuelve a abrir de nuevo y entra Jayden, el cual acaba de llegar a casa.
—Darien, tenemos que hablar —dice mirando a su hermano.
Darien suspira y asiente, se levanta de la cama y sale de la habitación sin terminar nuestra convención. ¿Qué es lo que iba a decirme? ¡Necesito saberlo!
Quizás era la respuesta que necesitaba escuchar en el centro comercial. Allí no quería hablar, pero tal vez durante estas horas ha estado reflexionando y quería decirme qué pensaba al respecto.
Intento seguir leyendo mi libro para distraerme pero no sirve de nada. Tengo demasiada curiosidad por saber qué me iba a decir, ni siquiera estoy concentrada al leer, no puedo dejar de pensar en eso.
Así que dispuesta a acabar nuestra conversación salgo de la habitación y me dirijo a la suya, pero antes de abrir me detengo al escuchar algo que hace que mi corazón se destruya por completo.
NARRA DARIEN
—De acuerdo, has ganado. Megan está enamorada de ti —asegura mi hermano formando una mueca—. ¡Mierda! Ahora tendré que hacer todo el año tus tareas...
—Ya, bueno... —murmuro agachando la mirada y me encojo de hombros.
Mierda. Esto está mal. Muy mal. Me siento la peor persona del mundo... Pensé que tal vez sería una buena forma de que Megan se enamorase de mí, pero ahora sé que no debí aceptar la apuesta.
—¿Qué te pasa? —pregunta colocando su mano sobre mi hombro.
—¡Que la quiero, joder! ¡Y ahora mismo la apuesta me importa una mierda!
Noto cómo mi corazón late a gran velocidad y mis lágrimas amenazan con escapar de mis ojos. No puedo dejar de pensar en lo idiota que fui al aceptar.
Megan no se merece esto.
—Me siento tan mal... Hemos jugado con ella y con sus sentimientos —me siento en el borde de la cama y apoyo la frente sobre mis manos—. ¡Por una puta apuesta!
—No tiene por qué enterarse...
Escucho cómo alguien corre por el pasillo y luego el sonido de una puerta cerrándose de un portazo. Me levanto rápidamente y ambos nos miramos sorprendidos.
—Vale, puede que ya lo sepa.
NARRA MEGAN
—Me siento tan mal... Hemos jugado con ella y con sus sentimientos. ¡Por una puta apuesta! —escucho que habla Darien desde el otro lado de la puerta.
—No tiene por qué enterarse...
¿¡Cómo!? ¿Han estado así conmigo todo este tiempo por una maldita apuesta? Así que todo lo que he vivido con Darien, todos los besos, las confesiones... Ha sido todo una gran mentira.
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Mi peor pesadilla
RomansaImagina que tus peores enemigos se convierten en tus hermanastros, que se mudan a tu casa, y tú no puedes hacer nada para impedirlo. Sería una auténtica pesadilla, ¿no crees? Pues eso es lo que le sucede a la protagonista de esta historia; los gemel...