Capítulo 30: Besos insaciables

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—¡Nos vamos a comprar los regalos de Navidad! —informa mi madre saliendo por la puerta acompañada por Anthony.

La Navidad es mi festividad favorita del año. En mi familia siempre hemos sido muy tradicionales, organizamos una cena y mi madre prepara su famoso pastel de manzana, que está delicioso.

Y, por supuesto, después de cenar abrimos los regalos. Nunca he podido esperar a la mañana siguiente para abrirlos.

Estos dos últimos años han sido bastante diferentes, lo he celebrado con mi padre y su nueva familia en Londres, y allí tienen otras tradiciones distintas, por lo que estoy muy feliz de volver a tener una Navidad como las de siempre.

—Yo me voy a casa de Beth, no vendré a dormir —dice Jayden poniéndose un abrigo y cogiendo las llaves de su moto.

—¡Usad protección, por favor, que soy muy joven para tener sobrinos! —exclamo y se me escapa una risa cuando rueda los ojos.

—¡Lo mismo te digo! —añade guiñándome un ojo antes de salir por la puerta.

¿A qué viene eso? ¡Oh, Dios! Espero que no piense que va a pasar algo entre Darien y yo mientras están fuera. ¡Estúpido Jayden! Siempre me hace sentir avergonzada con sus dichosos comentarios.

Estoy sentada en el sofá cambiando de canal pero no hacen nada interesante. Así que cuando por fin encuentro algo que ver escucho un fuerte estruendo que hace que se vaya la luz de toda la casa.

¡No, esto no puede estar pasando!

Me dirijo rápidamente a la ventana y compruebo que hay una tormenta. Por lo que, por supuesto, hay truenos. ¡Mierda! La oscuridad y los truenos son dos de las cosas que más miedo me dan.

De acuerdo, tengo que intentar mantener la calma, así que cierro los ojos y respiro profundamente. Inhalo y exhalo varias veces hasta que noto cómo me relajo.

Vuelvo a escuchar un trueno y, sin poder evitarlo, me lanzo sobre el sofá tapándome la cara con un cojín para protegerme. Como si el cojín me fuese a salvar la vida si me cae un rayo... En fin.

—¡Darien! ¡Ven rápido! —lo llamo pero no responde—. ¡Darien! ¡Socorro!

¿Por qué me ignora?

¿Y si le ha pasado algo?

Me levanto del sofá para buscar mi móvil pero no lo encuentro por ninguna parte. Voy caminando por el salón, en completa oscuridad, cuando alguien se interpone en mi camino y suelto un fuerte grito.

—¡Eh, tranquila, soy yo! —dice Darien colocando sus manos sobre mis hombros.

—¡Joder, me has asustado!

Darien se echa a reír y le golpeo en el pecho lo que provoca que su risa aumente. La verdad es que podría estar escuchando su risa eternamente. No tiene ni idea de cuánto me gusta escucharlo reír, aunque no suele hacerlo muy a menudo.

—Vamos a ver si puedo hacer que vuelva la luz, ven conmigo —dice tomándome de la mano para que lo acompañe.

Es extraño pero reconfortante sentir sus dedos entrelazados con los míos, siento que estoy a salvo a su lado, como si nada malo pudiese pasar si estoy junto a él.

No sé qué me asusta más, si los truenos o esta necesidad de tenerlo cerca, como si él fuese una droga y yo una adicta que no quiere desengancharse.

Nos dirigimos al sótano, donde está el panel del control de las luces, Darien saca su móvil del bolsillo y enciende la linterna mientras bajamos las escaleras. Llegamos al panel y empieza a tocar todos los interruptores.

Mi peor pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora