D o c e

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Capítulo doce


—¿Libre? —alcé una ceja

—Libre —repitió, mientras recorría con su dedo índice mis pechos pegajosos por su semen

—De acuerdo —respiré profundo

—Bien —sonrió con malicia—. Te espero. Si quieres te vas a... —miró mis pechos—. Ya sabes

Asentí, pero lo detuve poco después

—Espera... Si hago lo que dices, ¿Me dirías tu nombre? —pregunté poco convencida

Se alzó de hombros, como quitándole importancia.

—Claro

  ❈ ❈❈ 

Me metí a la ducha de mi habitación. Me sentía extraña. No estaba nerviosa por lo que acababa de pasar. Es más, sentía que tenía ganas de repetirlo...

¿Qué mierdas estaba pensando?

Quité esas ideas de mi cabeza y me duché rápidamente. Salí con la toalla enrollada alrededor de mi torso, y vestí la ropa que traía el día que llegué; unos shorts, junto a un top algo ajustado. A excepción de que ese día traía un sweater encima.

Caminé hasta la habitación de mi secuestrador.

Lo encontré con su mano sobre su miembro, moviéndolo con rapidez

—¿Me estás...? —pregunté algo asqueada, sin creérmelo

Solté mi cabello, que traía tomado en un chongo.

—Uff, no pude esperarte, me quedé pensando en cómo chupabas y... —habló lascivamente

—No quiero saber —negué enfadada

Algo de eso me asqueaba. No entendía por qué, si yo misma acababa de iniciarlo.

—Bien... empecemos —se lamió el labio, mientras se subía los boxers que tenía a media pierna

—Bien... —susurré

Se acercó, y de un movimiento abrupto, pasó sus manos por debajo de mi top, hasta llegar a mis pechos. Oprimió uno, mientras me observaba

—Espera —tomé su mano, deteniéndolo—. Antes, dime tu nombre...

—Si lo digo, va a ser con la misma condición que te dije hace unos días —me advirtió serio—. ¿Aceptas?

Lo pensé un momento.

—Si —respondí casi inaudible

—Cayden —respondió con severidad—. Me llamo Cayden.

Sin decir más, volvió su tacto a mis pechos...

—Espera —volví a interrumpirlo—. Apaga la luz

Suspiró cabreado

Fue a apagar la luz cerca de la entrada.

Volvió hasta mí, y tiró de mi muñeca hasta llevarme al colchón

Me lanzó contra las sabanas azules que cubrían aquella cama, y se arrodilló atrapando mis piernas juntas entre sus rodillas.

Levantó mi top, quitándomelo con brusquedad.

—Deberías haber venido en toalla —reclamó

Dejé que me quitara todo. Hasta que quedó en ropa interior, mientras yo estaba debajo de él en bragas y brasier.

Se frotó contra mí, moviéndose de una forma que me hacía sentir extraña...

Excitada. Aunque me costaba admitirme a mí misma.

Y eso que aún no hacía mucho.

—Cay... —musité

No pude pronunciar su nombre. Por alguna razón no me atrevía

—¿Qué dices? —preguntó a propósito—. ¿Más rápido?

Comenzó a moverse cada vez más brusco, más salvaje...

Solté sin querer, un gemido.

—¿Parece que te gusta rápido, no? —preguntó bajito

Pero al contrario de lo que me preguntó, comenzó a ir de arriba hacia abajo de forma lentísima. Parecía querer torturarme.

Sin darme cuenta, tenía las manos en el borde de sus boxers azul oscuro, intentando bajarlos

—No te pongas apurona —alzó sus labios en una sonrisa, mientras me miraba desde muy cerca

Seguía moviéndose contra mí, cuando desabrochó mi brasier y lo sacó con un poco de dificultad, hasta que se apoderó de mis pechos.

—Basta —me quejé con la respiración agitada

—¿Quieres que me detenga? —paró en seco

—¡No! —grité

Me sorprendí a mí misma gritando esto.

—Dime lo que quieres —me amenazó—. O juro que te doy vuelta y te va a doler el doble.

Respiré con dificultad. No sabía cómo pedírselo

Volví a intentar bajar su ropa interior, pero me detuvo con la mano

—Pídemelo —volvió a insistir, con voz más demandante cerca de mi oído

—Cayden —pronuncié lento—. Por favor

Comencé a moverme debajo de él, mientras me miraba con odio

—Cayden —repetí

Pasé mis brazos por su cuello

—¿Quieres que te lo meta? —preguntó muy pegado a mi oído

No respondí. Sonaba horrible cómo acababa de decirlo

—Vamos —insistí

No siguió molestando, hasta que se quitó por fin todo, y comenzó a moverse sobre mí, sin ninguna tela interponiéndose entre nosotros.

Sentía su piel pegada a mí.

—¡Entra ya! —le ordené

Hasta que me hizo caso.

Me embistió con rapidez. Cada vez más y más rápido.

—Cayden —jadeé mientras una gota de transpiración caía por mi pecho

Mientras me afirmaba de sus brazos, y mi vista estaba nublada, sentía un montón de cosas. Jamás había sentido algo así antes. 

Dirigí la mirada al rostro de Cayden cerca del mío. Me observaba concentrado, con su boca entreabierta y exhalando agitado por tanto movimiento.  Sus ojos parecían batallar con cerrarse, pero no lo hacían del todo lo que le daban un aspecto de estar a punto de desfallecer. 

Su frente brillaba en transpiración, y sus cabellos castaños claro se pegaban a ella, mientras otros mechones danzaban a su alrededor. 

Y sus brazos afirmados a un costado de mi, con las venas marcándoseles con fuerza. 

Finalmente se detuvo abrupto. 

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