Capítulo diecisiete
Javadd parecía ser bastante aislado. No tenía muchos amigos, o eso parecía. Últimamente, en cada receso de una hora, él se quedaba a mi lado leyendo algún libro. Me saludaba, y se sentaba en silencio por alrededor de una hora.
—Elise —llegó un día, sonriente—. Mira te traje algo —sacó un libro de su bolso, y me lo entregó
Era una biografía de Beethoven
—¿Y esto? —pregunté curiosa
—Ya sabes...Für Elise —alzó los labios, con la boca cerrada—. A ver si encuentras la historia de esa pieza
Me quedé en blanco.
Unas imágenes de un chico castaño claro, tocando el piano frente a un paisaje gris, se me vinieron a la cabeza.
—Ah —respondí sin mucho que decir—. Gracias
Acepté el libro, e intenté leer lo más posible. Lo decepcionante fue saber que en realidad Für Elise no era para ninguna Elise, si no para una tal Theresa.
Al salir de la escuela ese día, Javadd se acercó a mi
—Elise —siseó mucho mi nombre—. Quería pedirte un favor...
Se miró las manos y luego volvió la vista hacia mí
—¿Puedes? —me preguntó
Me alcé de hombros
—Aún no sé qué favor es —respondí
—Claro —rió nervioso—. Yo sé que vives...
—¡Javadd! —gritó alguien desde lo lejos, y luego corrió hasta nosotros—. Hermano, necesito una ayuda. Es para Will, acaba de salir... —me miró un segundo y calló—. Bueno, ya sabes. ¿La tendrías para el miércoles?
Javadd lo miró perplejo, y luego me lanzó una mirada de pánico a mí. Fue como si no le gustara que ese chico hablara frente a nosotros.
—Eh, sí. Luego hablamos ¿Vale? —le palmeó el hombro al chico, y me tomó de los hombros a mí, conduciéndome por la acera
Me quedé sorprendida del acto tan repentino de comenzar a caminar más rápido
No quise preguntarle sobre el tema del chico. Después de todo ¿Qué me tenía que importar a mí? Odiaba ser una fisgona.
—¿Te vas en autobús? —me preguntó rápido—. Si quieres te llevo, yo pago, vamos
Comenzó a caminar igual de rápido que antes, y me tomó de la muñeca casi arrastrándome a la parada
Me solté de su agarre, y tomé mi muñeca. Tenía unas marcas rojas... pero no eran recientes.
—Joder, lo siento —me habló Javadd tomando mi muñeca de improviso—. ¡¿Te dejé así?! Demonios, menudo imbécil que soy...
Se tomó la cabeza algo angustiado
—No, tranquilo —le tomé la mano, obligándolo a quitarse la mano de la cara—. Eso es...una marca de hace días.
Me miró fijo, y luego asintió algo confundido
—Ok. De todos modos, lo siento si te lastimé —dio una sonrisa torcida—. A veces soy un poco brusco sin notarlo
❈ ❈❈
Un día después de clases, decidí que iría a Stanborn. ¿Qué importaba si le decían a mis padres? Me importaba una mierda todo. Quería ver a Cayden. No sé por qué, solo sé que quería verlo.
Pero cuando llegué, algo hizo que todo cambiara.
—Señorita, el señor Aldridge no puede recibir visitas —me dijo la misma guardia que nos sacó a todas las visitas la primera vez que vine
—¿Qué? ¿Y por qué él solamente? —pregunté con un tono de enfado casi imperceptible
—Intentó suicidarse. Son las reglas de seguridad, no dejarlo hablar con nadie y aislarlo en una habitación de máxima seguridad
Me quedé prácticamente en shock, y volví a mi casa.
No podía dejar que él se suicidara. No iba a hacerlo.
Algo dentro de mi me unía a aquel chico. No podía dejar que se fuera, no después de que comenzaba a sentir cosas por él.
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Insane
RomanceÉl iba a suicidarse desde el último piso de su escuela, la cual acababa de prender en llamas. Pero el destino quiso que no fuera así. Al lanzarse al vacío, bomberos y una colchoneta inflable lo esperaban ahí abajo. Cuando abrió los ojos, observó a u...