Capítulo cuarenta y siete
Empezamos guardar todo, lo más rápido que podíamos.
Javadd se encargó de la tienda, Cayden quitaba las cosas de dentro, y yo iba guardando las cosas dentro del gran coche negro que pertenecía al primero.
—Supongo que tendré que dejarlo aquí —se quejó Cayden, refiriéndose a su vocho
—¿Qué? —se detuvo Javadd, mirándolo irritado—. ¡Si lo dejas aquí, sabrán que andamos cerca!
—No hay como llevarlo, genio —pateó un trozo de leña, molesto—. No anda. Se descompuso.
—Podría verlo... —sugirió el moreno
—No. Apúrense —los miré desafiante
Cada segundo que pasaba, significaba las patrullas policiales cada vez más cerca de nosotros.
Con ayuda de Javadd, entré la tienda desarmada dentro de la maletera.
Una vez dentro, me fijé que Cayden no estaba cerca. Miré a los alrededores, hasta que identifiqué a lo lejos una silueta de espalda a nosotros, mirando hacia dentro del bosque.
Me acerqué a él, sin decirle nada a Javadd.
—¿Cayden? —musité cerca de él, hasta que vi lo que tenía en las manos—. ¡¿Qué haces?! ¡Suelta eso!
Estaba ensimismado frente a un fosforo encendido entre sus dedos, hasta que soplé la pequeña varilla. Se desvió hasta mí, con la misma expresión
—Ya, hay que irse —lo miré confundida y aterrada
Nos quería incendiar, otra vez.
—Ok —asintió pasmado, y me siguió los pasos hasta el carro de Javadd
Comenzamos a subir, cuando oímos un ruido a lo lejos.
—Maldición... son ellos, suban, rápido —exclamó Javadd, mientras hacíamos lo que pedía, a la velocidad de la luz.
Arrancó sin dificultad, y comenzó a andar rumbo arriba, con las patrullas policiales siguiéndonos desde atrás.
Mi respiración se agitó más que nunca.
—No quiero volver a casa... no quiero —susurré asustada
Cayden al parecer me oyó, y puso su mano encima de la mía. Pero la quité enseguida, dándole una mirada de desaprobación.
Algo parecido al rechazo me estaba invadiendo ahora; me sentía harta de tantas confusiones, y tantas cosas que me habían pasado últimamente. Si pudiera alejarme de ambos, lo haría. Javadd; por no haberme dicho antes toda la verdad, y Cayden; por querer incendiar todo incluyéndome dentro de ello. En cuanto tuviese la oportunidad, me fugaría lejos de ambos, y ya vería que hacer.
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Insane
RomanceÉl iba a suicidarse desde el último piso de su escuela, la cual acababa de prender en llamas. Pero el destino quiso que no fuera así. Al lanzarse al vacío, bomberos y una colchoneta inflable lo esperaban ahí abajo. Cuando abrió los ojos, observó a u...