T r e i n t a y o c h o

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Capítulo treinta y ocho

—Javadd —susurré pasmada—. Tú...

Se acercó un poco más hasta mi, haciendo que mi vista se fijara aún más en él

—¿Qué pasa? —me miró desconcertado

Fruncí el ceño

—Vámonos —le dije en voz baja, alejándolo de la multitud—. Ahora

—¿Qué? —parecía confundido

Tomaba su brazo con aprensión, mientras caminábamos a paso apresurado alejándonos de las personas

—Qué nos vayamos, ahora, por favor —le supliqué

Asintió lento, sin entender, e iba a irse dirección a la tienda, pero lo detuve

—No, ahora, enserio, tenemos que irnos —le advertí, y lo cogí de su camisa

Pareció dudarlo unos segundos, pero me tomó de la mano y me llevó hasta su auto. Abrió, y subimos ambos. Se quedó plantado allí sin mover músculo.

—¡Javadd arranca, vayámonos, rápido, a cualquier parte! —lo miré desesperada—. Por favor

Su expresión era de sorpresa y confusión, pero, de todos modos, arrancó el auto y salió de allí en unos segundos. Una vez estuvimos en la carretera, pude respirar tranquila.

Él no hablaba nada. Quizás no quería incomodarme o molestarme mientras me veía tan asustada.

Me giré hacia él

—Cayden mató a alguien —solté

Me miró un segundo, para luego voltear a la carretera de nuevo

—Creyó que ese alguien eras tú...estaba oscuro —seguí—. Y... y yo —suspiré, y mi garganta comenzó a oprimirse—. También creí que eras tú, él solo disparó una y otra vez y... no sé quién era

Me tapé el rostro, aún angustiada. Intenté detener mis sollozos, pero no podía; sentía una presión terrible en el pecho

—Tranquila —me miró nuevamente, y puso su mano libre en mi pierna—. Iremos a otro lugar... no sé aún a dónde, pero te juro que no pasará nada.

Me lo quedé viendo mientras conducía. Su expresión denotaba temor. Estaba tenso.

❈ ❈ ❈

Después de un rato manejando, dobló en lo que era una entrada a un pueblo

—¿A dónde vamos? —le pregunté

—No lo sé. Sólo compraremos algo para pasar la noche. —respondió mientras entrabamos a través de un puente que tenía en letras grandes ''Bienvenidos a Large City''

Al entrar en la ciudad, buscamos un supermercado para comprar cosas necesarias.

—¿De dónde sacaremos dinero? —lo miré asustada—. No tenemos nada...

—Nunca he sacado el dinero que traía —abrió la guantera, dónde había un bulto cuadrado en un sobre de papel craft—. Y eso solo es un poco.

—¿De dónde tienes tanto dinero? —inquirí

Me miró, y esbozó una media sonrisa, y luego giró hacia un estacionamiento

—Supongo que aquí está bien —habló entrando al aparcamiento de un wallmart

Nos bajamos, y Javadd sacó un poco de dinero del paquete en la guantera, para luego echárselo en el bolsillo.

Entramos en el local, y fuimos por un carro.

—¿Y dónde pasaremos la noche? —hablé más para mí que para él

Paró en seco con el carro

—¿Sabes? Estoy pensando algo —me miró entusiasmado—. Cuando veníamos para acá vi un cartel sobre un camping a unos kilómetros. Deberíamos acampar. Sería más difícil que nos pudieran encontrar.

Lo observé unos segundos sin decir nada

—¿Y bien? —insistió

—Allá venden tiendas —le señalé a la sección en donde estaban las tiendas; junto con sacos de dormir, mochilas de montañismo, entre muchas otras cosas de ese estilo

Sin decir nada, nos dirigimos hacia allá.

Terminamos comprando una gran cantidad de comida, una tienda pequeña, una mochila mediana para cada uno, ropa, cepillos de dientes, pasta, y otras cosas sin importancia.

Nos fuimos cargados hasta el auto, y emprendimos marcha.

—Espera...—divagué mientras paraba en una luz roja—. Deberíamos tener un arma, para protegernos

—Tú tranquila —me miró calmado—. Yo me encargo de eso.

—Pero... —iba a protestar

—Ya tengo —me tranquilizó

Una hora después, estábamos en el sector del camping. Pero Javadd, desconforme con el gentío que había, le preguntó a un señor si sabía dónde encontrar un lugar ''más tranquilo''.

El tipo le dio unas indicaciones, las cuales Javadd entendió muy bien pues al poco rato estábamos en un lugar desierto de personas. Habíamos entrado por un camino de tierra en medio de aquel sector lleno de vegetación hasta el cielo.

No pudimos armar nada, porque estábamos en medio de la noche, y no se vería nada.

—Supongo que tendremos que dormir aquí adentro —me miró con expresión de decepción

—Da igual —me alcé de hombros

Me levanté de mi lugar y como pude, me pasé hacia el asiento de atrás.

—Se puede inclinar. O si quieres te ganas a lo largo —se giró hacia mi

—Inclínalo y así cabemos los dos —le respondí

Me miró incrédulo un momento, salió del auto, y volvió a entrar, en el espacio en que el yo estaba.

Aseguró la puerta y luego inclinó todo el asiento hacia atrás. Una vez sacamos las frazadas que habíamos comprado en Wallmart, las extendimos encima de nosotros.

De pronto Javadd se levantó y abrió algo en el techo del auto.

—Guao —me sorprendí—. Esto es mil veces mejor que dormir en una cama —sonreí

A través de una especie de ventana en el techo, se podía ver el cielo y las hojas de los árboles que trataban de ocultarlo.

Nos quedamos observando hacia ese punto.

—Tengo miedo —confesé

Giró su cabeza hacia mi

—Yo no —respondió serio—. Así que no te preocupes, estaremos bien.

—Pero y que pasa si nos encuentra... ¿Y nos intenta matar?

Negó suave

—Tengo más calle que él —me aseguró—. Sé defenderme muy bien, y no dejaré que te haga nada. Ya te lo dije en... lo que te envié la otra vez.

Bajó la mirada

—Ya no confío en él —respondí aludiendo a unas de las preguntas que tenía la carta

—¿Y en mí? —miró expectante—. ¿Confías?

Asentí.

En poco tiempo mis ojos se cerraron solos. 

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