C u a r e n t a

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Capítulo cuarenta

❝Lo bueno nunca viene solo, ni mucho menos bien acompañado❞

Las horas pasaban lentas, y por más que me sentía imbécil quedándome quieta en medio del bosque sin hacer nada, sabía que no debía hacerlo. Javadd tenía razón; probablemente si Cayden nos ve, nos quemará o nos disparará, pero de alguna forma se deshará de nosotros.

Aunque en el fondo de mí, me preguntaba ¿Realmente te mataría, Elise?

Quería fantasear con que la respuesta era no.

—Elise —me habló Javadd, sentándose a mi lado en el piso de la tienda que acabábamos de armar—. Sé que debo estar molestando con mis palabras —rodó los ojos, intentando bromear—. Pero en verdad no quiero verte así.

Al ver que solo lo miré como respuesta, pasó su brazo por encima de mis hombros.

Me tensé al contacto

—Sé que no ayuda en nada que te diga estas cosas —acercó mi cabeza a su cuello—. Pero enserio, ya no sé qué decirte para que dejes de angustiarte

Lo observé de reojo. De verdad estaba intentándolo...

—Lo siento —intenté sonreír—. Sólo estoy preocupada

Me miró fijo sin decir nada

—Cayden... yo no creo que sea capaz de matarnos —solté por fin. Pero me arrepentí en seguida.

La expresión de Javadd pareció cambiar de un momento a otro. Su seriedad se hizo notoria, y su boca estaba en una línea sin curva alguna.

—¿Enserio?—parecía molesto—. ¿No es capaz de matarnos?

Asintió lentamente, mirando a un lado. Se quedó meditativo, hasta que de pronto alzó la voz;

—¿No te das cuenta? ¡Tú misma lo viste! ¡Mató a un hombre pensando en que era yo, y me vienes a decir que no es capaz de matarnos! —se levantó, y tiró de una patada un tarro de café en el suelo—. Por lo menos a mí, me hará cadáver en menos de un segundo.

Comenzó a caminar enfadado, con paso muy marcado, en dirección a adentrarse dentro del bosque. Pero se detuvo en seguida;

—En ti quizás demore un poco. Pero terminará matándote de todas formas. Es un psicópata, Elise —me miró con más seriedad que enfado—. Deja de creer en las novelas o en los cuentos de hadas. Deja de romantizarlo todo —me apuntó con el dedo, y siguió su camino inicial

Me quedé perpleja. Probablemente sí.

Cayden era un psicópata y eso le impedía amarme. Jamás podría verme como otra cosa que no sea su objeto sexual o lo que quiera que yo sea en su mente enferma.

❈ ❈ ❈ 

Sin querer seguir torturándome, seguí el rumbo de Javadd en el bosque. Se había alejado enojado, y quería arreglar eso. 

 Después de caminar un poco entre el suelo lleno de ramas y hojas secas, llegué a un pequeño lago que estaba a los pies de una bajada en desnivel del suelo. La sombra de los árboles le daban un aire de pura tranquilidad.

 La sombra de los árboles le daban un aire de pura tranquilidad

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