C u a r e n t a y c u a t r o

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Capítulo cuarenta y cuatro

A la mañana siguiente, salí de la tienda temprano, cuando aún el sol ni siquiera se dejaba ver. En lo alto solo se veía neblina.

Comencé a recorrer los alrededores, en busca del rubio. La noche anterior lo había dejado cerca de su auto, pero sin embargo creí que habría despertado y podía estar deambulando por allí.

Un poco más arriba por el camino en que llegamos a este bosque, estaba el Volkswagen de Cayden. Me acerqué con cautela, y miré hacia adentro. Cayden estaba con los ojos abiertos mirando al techo, unas ojeras enormes, y el pelo enmarañado. Golpeé la ventana.

Me miró atemorizado, pero al ver que era yo, salió del coche.

—Que haces aquí —me miró mal, entornando los ojos

—Estaba buscándote... no te vi por ningún lado —le dije, con un poco de temor

—Mala idea —torció el gesto, y me tomó del antebrazo

Su manera de ser volvía a ser la de antes.

—No, que haces —fruncí el ceño

Me empujó contra el asiento de copiloto que acababa de abrir. Mi cabeza quedó en el asiento del conductor, y él se subió sobre mis piernas.

—¿No me extrañaste? —me miró perdido, mientras pasaba su mano por mis pechos

Lo alejé de un manotazo

—No —solté con furia—. Bájate o grito.

Alzó lentamente la comisura de sus labios, hasta que poco a poco fue soltando una pequeña risa entrecortada

—Ya pasamos por esto antes —negó con aquella sonrisa—. No harás nada

Puso su mano bajo mi camisa

—Hey, no —tomé su muñeca con la mejor fuerza que pude oponer—. Estoy con Javadd. No quiero que arruines eso.

Mentí, obviamente. No éramos nada, pero básicamente si estaba con él, después de todo lo que había pasado.

Su expresión se descompuso

—Tú no puedes estar con nadie que no sea yo —me miró amenazante, con el ceño marcado en su frente—. Eres mía ¡Mía!

—¡Ayudaaaa! —grité a todo pulmón, antes de que Cayden tapara mi boca con fuerza

Su piel me ahogaba

Mordí su mano, a lo que la quitó en seguida

—¡Javadd! ¡Ayúdame! —seguí vociferando mientras Cayden me intentaba tapar con la otra mano, y yo forcejeaba en su contra

—Basta, deja de gritar —me miró como un maniático—. Si sigues así juro que lo quemo vivo y delante de ti

Algo lo hizo caer hacia atrás. El alma casi se me cae al suelo.

Javadd acababa de golpearlo con la empuñadura del arma. Quise tirarme al suelo y ver si estaba bien pero luego cambié de opinión; probablemente arruinaría todo lo que había mejorado con él.

—¿Estás bien? —me miró preocupado, acercándose hasta mi

—Si —mi respiración estaba por colapsar—. Me quería... no sé en verdad que iba a hacer

—Lo único que hace contigo —se guardó el arma, y me tendió la mano para levantarme

Comenzamos a caminar de vuelta. Miré hacia atrás mientras caminaba; Cayden estaba tirado e inconsciente contra el suelo al lado de su coche. Rogué internamente por que estuviera vivo o al menos no le hubiera dañado nada ese golpe.

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