Dos semanas después y todo seguía igual, Justin me molestaba de vez en cuando, Harry me advertía cada tres segundos que eso era peligroso, y camila, solo era camila.
Ambas nos preparabámos para la fiesta de su primo, cumplió 19 hace unos días y lo celebrará hoy sábado, no tardó demasiado en convencerme ya que tengo meses que no voy a una fiesta y no tenía mejores planes.
-Tienes muy buen gusto ___ , ese vestido es precioso.
Camila amó mi vestido desde que lo compramos, es negro, de tela muy ligera, de tirantes cruzados en la espalda, con corte corazón y de la cintura para abajo con falta campana, ella en cambio usaba un jean claro de tiro alto con un crop top blanco hermoso.
- Tú tampoco estás nada mal, si fuera hombre saldría contigo - le guiñé el ojo pícara, ella soltó una carcajada -
- Igualmente -respondió - prepárate para la mejor noche de tu vida -bufé.
- aquí es - suspiró emocionada - Esta es la casa.
Habíamos pedido un taxi, llegamos en menos de veinte minutos, eran casi las 11 pm y la fiesta estaba casi en su mejor momento, adolescentes en el jardín tocando mutuamente sus gargantas con sus lenguas, bailando, tomando y algunos ya vomitando. La casa eran inmensa, toda de un color azul pastel y de dos plantas, muy linda a decir verdad.
- Nunca te separes de mi - sus ojos café se clavaron en los míos y yo asentí - la gente es loca a veces - añadió - hora de divertirnos - gritó emocionada y me jaló del brazo para entrar al lugar.
La música casi explotaba mis tímpanos y esa enorme sala que conecta con la entrada estaba tan repleta que podría jurar que no cabría un alma más allí. Mi amiga y yo estuvimos caminando de un lugar a otro buscando a su primo hasta conseguirlo, ella se lanzó a sus brazos y él le correspondió cariñosamente.
- Te extrañé pequeña - le gritó lo suficiente para que escuchara.
- Yo también - le gritó de vuelta - mira - se separó - ella es ___ mi mejor amiga - ella sonrió orgullosa y yo la imité, su primo me miró de pies a cabeza y sus ojos brillaron.
- Es preciosa, un gusto, soy David - estiró su mano y yo le correspondí.
- El gusto es mío - fue mi respuesta, era alto, cabello oscuro como el carbón, musculoso y de ojos verdes, bastante mono.
Camila frunció el ceño y negó.
- Lo siento Don Juan , pero ella no está disponible - la miré incrédula.
- ¿No lo estoy? - negó otra vez.
-Eso lo podemos solucionar - giñó.
- No lo creo - respondió la cubana, nosotras vamos a estar por ahí y - él interrumpió.
- ¿no te gustaría bailar? - me preguntó david, camila alzó las manos frustrada y yo reí.
- Claro, ¿por qué no? - ella giró los ojos.
- Eso es lo que más me gusta, cuando no me toman en cuenta - reímos.
David tomó mi mano y me guió a la pista de baile improvisada, ya allí me acercó a él y sonrió.
- Mi prima jamás me había presentado una amiga tan hermosa - yo enarqué una ceja.
- Que original - reí.
- Bastante - admitió orgulloso - lo pensé todo mientras caminábamos acá.
- Admirable.
Bailamos casi cinco canciones, luego él fue a la cocina a buscar bebidas, yo permanecí en el mismo lugar esperando, personas pasaban y empujaban, algunos borrachos ya y otros solo por molestar, giré los ojos y suspiré, estuve a punto de irme a buscar a camila hasta que un brazo rodeo por completo mi cintura deteniéndome.
- Debiste hacerle caso a tu amiga, tu ya no estás disponible - susurró en mi oido.