Entrenamiento

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El bosque donde nos había llevado Elsa era muy hermoso, sus pastos verdes tenían vida y la luz del día hacia que resplandeciera como si fuera sacado de un cuento. —Bien, escuchen... Supongo que todos tienen experiencia con armas ¿no? —preguntó Elsa.

Todos permanecimos en silencio; creo que nadie piensa hablarle, y no los culpo, puede ser algo grosera. Elsa giró los ojos y soltó un bufido de fastidio a la vez que echaba su cabeza hacia atrás—Okay, suficiente. Miren, esto es tan horrible para mí como lo es para ustedes, obviamente diferimos en muchas cosas, pero tratemos de que esto funcione —hizo comillas en la última palabra.

—Yo no pienso hacer nada que tú me ordenes —le aseguro Rapunzel

—Lo dices porque nunca has usado un arma.

— ¿Y tú qué sabes de armas? —intervino Mérida.

—Más de lo que debería — aclaro Elsa —Hay que terminar con esto, mientras más pronto fallen más pronto se podrán ir.

—Yo nunca fallo —dijo Mérida orgullosa.

La pelirroja tomo su arco y saco una flecha del carcaj. La monto en el arco y luego disparo, dando justo en el centro (como siempre). Todos sonrieron y la ovacionaron, menos yo que estaba más concentrado en ver la reacción de Elsa; ella miraba la diana con normalidad, como si no le impresionara la exactitud del lanzamiento de mi amiga.

— ¿Sorprendida? —Mérida la miro fanfarronamente.

Elsa negó con la cabeza —Para nada, ya sabía que eso pasaría. Les dije que los había estado evaluando, y eso implica el saber de lo que son capaces de hacer. Astrid, ¿Por qué no me impresionas?... si puedes.

Astrid tomo un arco y cargo la flecha, cuando mi amiga disparó Elsa hablo:

Centro—Aseguro.

La flecha impacto y dio justamente el centro. Todos miramos a la platinada y ella se encogió de hombros —Eugine.

El camino hasta la zona de tiro; tomo el arco, flecha y disparo: —Rojo, derecha — ¿y adivinen qué? Acertó.

Rapunzel frunció el ceño y miro a Elsa con rabia—Si eres tan buena quiero ver que lo hagas mejor que Mérida —le reto.

—Okay.

Elsa camino a la zona de tiro y tomó uno de los arcos, y en un abrir y cerrar de ojos la chica ya había disparado la flecha, partiendo la flecha de Mérida por la mitad. Todos la miramos incrédulos

Elsa sonrió y dejo caer el arco al suelo —Practiquen —ordenó

***

Todos practicaban tirar con el arco. Astrid le pedía consejos a Elsa y le "exigía" que la ayudara. La platinada le decía que hacer y en poco tiempo comenzaron a charlar, al parecer ya se llevan bien. Bueno, a Astrid no le gusta perder, y creo que ella y Elsa tienen una personalidad similar.

Volví mi atención a mi arco y tome una flecha del carcaj y trate de montarla. Cuando lo conseguí, apunte y dispare, pero la cuerda me dio un fuerte latigazo en el dedo pulgar. (y se dan una idea del mal arquero que soy, sabiendo que es casi imposible que la cuerda te golpeé la mano)

—Mierda —dije mientras tiraba el arco al suelo y sobaba mi mano. No entiendo porque tengo que entrenar con ellos, no necesito un arma... con mi cayado es más que suficiente.

Mire a mi derecha y vi a Rapunzel tratando en vano de montar la flecha, pero esta se salía de dirección. Reí por lo bajo y me concentre de nuevo en mi arco. Me extraño no sentir ese impulso que me decía que debía de ir a ayudarla. Ahora una vocecita me decía que la dejara hacerlo sola, y que me concentrara en llamar la atención de Elsa.

¿Pero qué demonios me pasa? Ella no debe de agradarme, debo de odiarla... pero simplemente no puedo hacerlo. —Está mal —informó Elsa detrás de mí.

— ¿A...así? —balbuceé

Sentí como las manos de Elsa recorrían mis brazos y los acomodaban suavemente para tirar con el arco. Mantuvo sus manos en mis hombros y después las bajo por mis costillas hasta llegar a mi torso: lo tomo y lo giro un poco. Volvió a mis brazos y tomo mis manos. Acomodo mi muñeca izquierda verticalmente y separo mis dedos en la posición correcta. Sentí su frio aliento en mi oreja.

—Concéntrate Jack —susurró —Respira y mira tú objetivo, imagina que no hay nadie más solo tú y tu blanco. Cierra los ojos.

Trague saliva y obedecí. Solté un suspiro y trate de no mostrarme nervioso, pero no estoy seguro de haberlo logrado —Relájate y siente el viento... Escucha todo a tu alrededor. —Colocó sus manos en mis brazos y las subió hasta llegar a mis hombros —Mantén esto lo más firme que puedas, podrías hacerte daño si no lo haces bien —me advirtió.

—Está bien —le conteste con los ojos cerrados.

—Imagina que eres uno con la flecha, tú eres la flecha.

—Suena estúpido

Elsa rio en mi cuello de un forma suave y ligera —Ya verás que valdrá la pena. ¿Lo tienes?-

—Sí —murmuré.

—Abre los ojos y dispara.

Abrí los ojos y mire la diana, solté la cuerda y espere lo mejor. La flecha salió tan rápido que no pude ver bien su trayecto... solo la vi cuando dio en la diana. A un círculo del centro.

—Excelente —me alabo Elsa —Pero podría ser mejor. Continúa así, eres bueno. — término de decir para continuar viendo a los demás.

Sentí un hueco en el estómago y una sonrisa de estúpido se apropió de mi rostro. No podía dejar de ver a Elsa con esa cara. Ahora ella estaba con Hiccup: ayudándolo como lo hizo conmigo. En ese momento me di cuenta de una cosa que tal vez solo es producto de mi imaginación: no lo tocaba como me había tocado a mí.

La brisa fresca hacia que su cabello se moviera en pequeñas ondulaciones, al igual que la falda de su vestido que le llegaba a las rodillas. Poco a poco fui subiendo mi vista hasta volver a su rostro, sin expresión definida: se veían seria pero divertida a la vez. Sonreí y en ese momento ella volteo.

Elsa me miro a los ojos y sonrió débilmente; nos miramos un largo rato, era como si estuviéramos en una especia de conexión instantánea. Que aunque sutil, bien podría significar muchas cosas. Anhelos, secretos, sentimientos...

Elsa aparto la vista y continúo diciéndole a Hiccup que hacer.

No podía dejar de pensar en esa mirada que habíamos intercambiado. En ese momento caí en la cuenta de que era más bonita de lo que había notado. Ya no puedo seguir negando esto... ciento algo por ella y de eso no me cabe la menor duda.

Sé que esto es peligroso ya que se supone que todos "la odiamos". Sabía que sentir algo por Elsa, era como lamer vidrio roto: Iba a doler y terminaría lastimado. Pero no podía evitar sentir algo muy fuerte por ella, la quería y no se en que momento me había fijado en Elsa. No tenía ni idea de cuando comenzó a lucirme atractiva.

Pero ahora ya era demasiado tarde. Estaba enamorado de ella.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora