Por todo lo demás

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—Supongo que tienes razón —dijo Elsa mientras sostenía la cabeza de chimuelo entre sus manos y le rascaba bajo la barbilla — ¿pero no crees que este mal?

Hiccup rio ligeramente y tomo las riendas de la silla de chimuelo —Yo no le veo nada de malo a lo que estamos haciendo. —contestó mientras le pedía a su dragón entrar al pequeño establo que se le había dado. El animal entro gustoso y el jinete cerró la puerta después de que entrara.

—Pero...

— ¿Te diviertes? —le preguntó el chico.

—Sí.

— ¿Te gusta?

—Sí.

— ¿Le hacemos daño a alguien?

—No.

—Entonces no es algo malo. Dijiste que querías intentarlo y supongo que tienes que correr el riesgo. Y si algo llegase a salir mal, o si ya no quieres seguir, solo lo dejamos y ya, como si nunca hubiera pasado.

—Lo sé, pero...

— ¡Ustedes dos! —grité mientras me plantaba firmemente en la entrada del establo. Ya no podía seguir escuchando aquello. En verdad no puedo creer que lo que me había dicho Anna sea cierto. El cuerpo me ardía por la rabia y tenía los puños tan apretados que me clave las uñas en las palmas de la manos.

— ¡Jack! ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Elsa sorprendida.

—Pues venia de regreso después de un largo día de trabajo y Anna me dice que tú y él me están viendo la cara y veo que es verdad —gruñí.

La platinada me miro confusa — ¿de qué hablas, Snowfall?

—Me estas engañando —afirmé.

—Jack, no es lo que piensas... —comenzó Hiccup.

— ¡Tu cierra la boca! —Ordené en un grito — ¡pensé que eras mi maldito amigo!

—No es lo que piensas —dijo Elsa mientras se acercaba a mí y me tomaba del brazo —. Cálmate y deja que te explique.

— ¡No! —Grité mientras me zafaba de su agarre— ¡Jamás lo hubiera creído de ti! ¡Pensé que me amabas; pero me doy cuenta de que solo me usaste! ¡En verdad debí de hacerte caso y alejarme!

— ¡No le grites cabrón! —ladro Hiccup.

— ¡Tú no te metas Haddock!

— ¿¡Cómo quieres que no me meta si le estás hablando a tu novia de esa forma!?

La ira quemaba como fuego dentro de mi pecho. — ¡Como yo le hable o no, no es de tu incumbencia!

—Cálmate Jack, por favor —pidió Elsa que se había colocado a mi lado y me sujetaba del brazo —Vamos a otro lado para hablar.

— ¡Tú suéltame! —Gruñí mientras sacudía el brazo con fuerza y me liberaba del agarre de Elsa —No puedo creer que me estabas viendo la cara de imbécil ¡Que me estuvieras siendo infiel con él!

— ¡Ella no te estaba engañando! —Gritó el castaño —Pero viendo esto no la culpo si lo hiciera. Elsa es mucho para ti.

Ese fue el detonante para que la poca calma que tenía en ese momento dejara de controlar mis acciones y cediera el control absoluto a la ira. Lance mi puño hacia el frente y golpe con todas mis fuerzas el costado izquierdo del rostro de Hiccup.

Mis puños aún seguían apretados y deseaban fervientemente moler a golpes a quien yo antes consideraba mi mejor amigo. Hiccup tenía el rostro gacho y poco a poco comenzaba a levantarlo mientras se limpiaba el hilo de sangre que le corría por el labio. Su mejilla estaba enrojecida y podía ver la furia ardiendo en sus ojos.

Hiccup frunció el ceño y con la mandíbula tensa lanzo su puño hacia el frente y lo estrello con fuerza justo en mi barbilla. Yo volví a acercarme al chico, lo sujete por los hombros y luego le lance otro puñetazo que el respondió dándome un golpe seco en el estómago, que yo respondí a su vez golpeándole la nariz.

— ¡Paren! —escuché que gritó Elsa.

Unos brazos delgados me sujetaron por el pecho y comenzaron a jalarme hacia atrás mientras yo luchaba por no hacerlo. Me gire de forma brusca y le solté un puñetazo a la persona que trataba de alejarme de Hiccup. Me costó menos de un segundo recordar que la única persona que se hallaba con nosotros era Elsa, mi Elsa.

Deje caer los brazos hacia los costados cuando la vi tirada en el suelo mientras cubría su mejilla con una mano. Alzo la mirada y varios mechones de cabello le cayeron por la frente, enmarcando sus ojos que mostraban el dolor y decepción que ella sentía en ese momento. Quería arrodillarme frente a ella y rogarle su perdón, decirle que lo sentía tanto, que era un imbécil por hacer lo que había hecho; pero antes de que pudiera hacerlo Hiccup me sujeto por el cuello de mi suéter y levanto su puño listo para golpearme. Yo no me moví, puesto que merecía todos los golpes que vinieran ahora.

¡Hijo de...!

— ¡Para! —ordenó Elsa mientras se levantaba del suelo velozmente y sujetaba el brazo levantado de Hiccup. Podía ver el débil hilo de sangre que le corría por la nariz y el pequeño moretón que comenzaba a formársele debajo del ojo —Para, por favor —le pidió.

El chico castaño me miro con el ceño fruncido y luego paso la mirada hacia Elsa y me soltó. La chica soltó un suspiro y se dejó caer de rodillas al suelo.

— ¡Elsa! —gritamos Hiccup y yo al unísono.

Me arrodille a un lado de la chica y le sujete por la cintura para ayudarle a levantarse pero recibí manotazos de parte de Elsa.

—Estoy bien —informó poniéndose de pie. Hiccup también trato de ayudarla; sujetándole un brazo y la cintura. Pero igual que a mí, le soltó manotazos. —No soy tan delicada como ustedes piensan.

Hiccup suspiro —Elsa, creo que deberíamos...

— ¿podrías dejarme a solas con Jack? —le preguntó.

El jinete negó con la cabeza y me miro indignado —No planeo dejarte sola con él. Podría hacerte daño.

La chica giro los ojos y sin más me soltó un golpe en el rostro, justo en el pómulo. Gemí de dolor y cubrí mi ojo con ambas manos. Mierda, sí que pega fuerte.

— ¿lo ves? Estaré bien. Solo quiero hablar con Jack

Hiccup dudo un momento pero al final accedió —Está bien —dijo mientras me echaba una última mirada asesina. Paso por mi lado y escuche sus pasos desaparecer por los establos.

—Debiste dejar que me golpeara —susurré.

—No iba a dejar que Hiccup te golpeara —dijo Elsa mientras daba un paso hacia el frente y me sujetaba la mejilla. Paso su pulgar por mis labios —Eso me toca a mí.

Me queje de dolor cuando Elsa me saco el aire del estómago con un buen gancho al hígado. Apreté mi estómago con los brazos y deje salir un gemido sin aliento mientras volvía a enderezarme, para que la misma mano con la que Elsa había sujetado mi mejilla se estrellara con fuerza contra mi rostro, tan duro que pensé que aquella bofetada iba a tirarme los dientes.

—Eso fue por aparecer como un loco gritando estupideces.

Me soltó un rodillazo en la entrepierna haciendo que cayera al suelo por el dolor y dejara salir un quejido de mis labios. No puedo creer que aquella zona en mi cuerpo en específico pudiera hacerme sentir el placer y el dolor más grande del mundo.

—Ahgg —gemí adolorido.

—Eso, por todo lo demás.

La chica se arrodillo al lado mío y me sujeto los brazos. Los clavo a cada lado de mi cabeza y se posiciono enzima mío permitiéndome estar entre sus piernas. Acerco su cara hacia la mía y me besó apasionadamente. Sentí la obligación moral de alejarme, pero no lo hice. En primera: porque no podía, y en segunda: porque ni loco quería dejar de besarla.

Empecé a mover mis muñecas para tratar de zafarme de su agarré y poder acariciar ese lindo y sexy cuerpo que tanto me enloquecía, pero Elsa se alejó de mis labios dejándome deseando más de su boca.

—Eso, porque te amo maldito imbécil.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora