Señor Chauncey

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Ambos nos acercamos con los pasos casi sincronizados y tomamos asiento. Conejo con la espalda bien recargada en el respaldo de la silla y yo un poco encorvado hacia enfrente recargándome en mi cayado.

Mirando más de cerca al tal Chauncey parcia mucho más viejo. Quizás las sombras de la cabaña ayudaban a que a cierta distancia no se viera tan mal.

—Vinimos a investigar sobre Pitch y sobre lo que él está haciendo —solté sin más.

—Me imagino que nadie te ha enseñado modales ¿verdad niño? —dijo el hombre entrelazando las manos y mirándome muy severamente —. Cuando alguien apenas te es presentado es de buena educación presentarse y saludarle. Te daré un ejemplo. Mucho gusto, jovencito. Mi nombre es Chauncey, encantado de conocerte.

Mierda. Que gran metida de pata Jack, felicidades.

—El jamás se ha presentado con una persona de manera formal, señor —me defendió conejo —Le pido lo disculpe.

—No deberían de mandar a un niño que no sabe modales a este tipo de cosas.

Rodeé los ojos. El sujeto ya comenzaba a caerme mal.

—El sentimiento es mutuo —contestó el señor con una sonrisa escondida.

Mierda. Ahora resulta que este puede leer la mente. Genial.

—Sí que sabes palabras fuertes chico.

— ¡Deje de meterse en mí cabeza! —gruñí molesto.

—Jack —me regaño conejo en un susurró.

— ¿Jack Frost? —preguntó el hombre arqueando una ceja. Parecía que algo dentro su cerebro hizo clic porque empezó a sonreír. —Oh. Ahora entiendo porque eres tan irrespetuoso. No esperaría menos de un espíritu tan bromista, irreverente e infantil como tú. Si algo te hace famoso es que siempre causas problemas y que eres más de actuar en vez de pensar ¿no?

Un momento. ¿Acaba de insultarme? ¡Sí! Este viejo acaba de insultarme y de una forma muy sutil además.

—Me llamo Chauncey. Prefiero que me digas así en vez de viejo.

—Es descortés de una persona leer los pensamientos de otra sin su permiso ¿no lo cree? —pregunté sonriente.

—No lo es cuando los pensamientos de esa persona suena como una tormenta de rayos joven, Jack. Es imposible no escucharlos.

Fruncí el ceño molesto y cuando estaba a punto de decirle algo Conejo me dio un codazo en las costillas y negó con la cabeza. Miró de reojo al señor Chaucey y supe de inmediato lo que quería decirme.

Suspire frustrado y le mostré mi mejor sonrisa falsa.

—Mucho gusto señor, me llamo Jack Frost, un gusto conocerlo.

No, en realidad no es un gusto conocerlo.

Chauncey me miró con desdén y sabía que tanto el como yo deseábamos acabar con esto lo más pronto posible para dejar de vernos.

— ¿Podemos ir al punto impórtate aquí? En verdad no quiero estar aquí más de lo estrictamente necesario, señor Chauncey —dije resaltando lo más posible las dos últimas palabras —La carta que mando mencionaba algo sobre robo de magia...

Conejo me tomo del brazo con fuerza y me miro furioso. Parecía irritado, tanto por mi actitud como por la del viejo... perdón, señor Chauncey.

—Jack, por favor, ¿puedes comportarte por el amor de la luna? —pidió.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora