Dime que si

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—Aayyy... duele —me queje cuando Elsa paso un trapo mojado sobre mi barbilla. Ella me miro con molestia y arrugo la nariz — ¡Aayyy! —grité cuando presiono con más fuerza sobre mi mentón.

—No seas una niña. Vas a llorar cuando en verdad te haga daño —aseguró mientras alejaba el trapo de mi rostro y lo dejaba en la mesa.

—Sí. Eso ya lo confirme. Ya he llorado por tu culpa —dije sin pensar.

Elsa me miro brevemente y suspiro —Lo siento.

— ¿Por qué?

—Por... Ahgg, olvídalo. No es momento para hablar de eso — tomo un poco de algodón de la mesa y lo empapo en alcohol. —Esto te va a arder un poco.

Asentí y deje que Elsa colocara el algodón sobre mi labio. Solté un gemido de dolor y cerré los ojos con fuerza mientras sentía el ardor insoportable del alcohol cociendo mi carne como si fuera fuego.

—Sostén esto —ordenó la platinada mientras se levantaba de la silla y caminaba hacia el refrigerador.

—No necesito que me ayudes —le aclaré con la voz ronca. Quite el algodón de mi boca y pase la lengua por la herida de mi labio.

—No te estoy ayudando, Jack. Solo arreglo lo que hice.

—Pues no arregles nada.

Elsa regreso a donde yo me encontraba sentado y me extendió una bolsa con hielo dentro.

— ¿para qué es eso? —le pregunté.

—Para tu ojo. Espero que te duela mucho —deseó.

—Que linda eres ¿no te lo han dicho antes? —dije sarcástico mientras dejaba la bolsa con hielo en la mesa y sacudía mi mano que se escharcho de inmediato. La coloque sobre mi ojo y sentí un gran alivio al sentir mi mano fría sobre la zona donde Elsa me había golpeado.

La platinada ignoro mi comentario y volvió a sentarse en frente de mí. — ¿Por qué... —dudo un momento— dijiste todo eso?

—Porque es la verdad —contesté honestamente.

— ¿En verdad piensas que podría haberte estado engañando? Fascinante. Creo que si me equivoque contigo. En verdad pensé que eras una persona diferente, y que confiabas en mí... Si tienes la enorme de duda de porque estaba con Hiccup, la respuesta es muy sencilla: estaba enseñándome a montar un dragón. No te dije nada porque no sabía que el día de hoy iban a iniciar mis lecciones, y no le dijimos nada a nadie porque sabíamos que iban a malinterpretar las cosas. Pero por lo que veo hubiera sido lo mismo.

— ¿Y?

—Me dijo que montar a un dragón requiere tiempo y paciencia. Fue lindo ver a Hiccup jugar con chimuelo —la chica sonrió un poco —. Aunque creo que eso no está ayudando a que me creas ¿o sí?

— ¿Tú que piensas?

—Planeaba decirte todo cuando te viera, lo juro. Pero apareciste hecho una furia y no me dejaste explicar lo que estábamos haciendo. No te pertenezco, Jack, y tú tampoco me perteneces a mí. Creo que estuvo mal que dejara que todo esto pasara, así que se acabó.

— ¿Qué? —pregunté con un hueco enorme en el estómago.

—Terminamos, Jack. No podemos seguir con esto. Lo intente pero no funciona. Yo soy impulsiva y terca, y tú eres honesto y posesivo, aunque también eres un idiota... Somos una pareja terrible, y creo que es mejor dejar de intentar que esto funcione; solo saldrás lastimado y no quiero eso para ti. Te mereces a alguien mejor que yo.

—No digas eso —rogué.

—Se acabó —sentenció mientras se ponía de pie.

En ese preciso instante caí en la cuenta de lo que en verdad estaba pasando: la había perdido, y todo por una tontería, por hacer caso de rumores que yo sabía perfectamente que eran mentira. Por dejarme llevar por los celos. Ahora ya no había nada que pudiera hacer.

No.

No voy a permitirlo.

— ¡Espera! —le detuve a la vez que me levantada de la silla. Ella se giró para verme —No te vayas —le pedí mientras le tomaba del brazo.

—No lo hagas más difícil —pidió —. Solo déjame ir y te prometo que no volveré a entrar en tu vida. Todo volverá a ser como antes de que yo llegara, es lo mejor para ti.

—Yo no quiero mi vida de antes— rugí —Quiero la que tú me estabas dando. Casi te pierdo una vez y no voy a dejar que eso pase ahora —tome sus muñecas y la mire directo a los ojos. Lleve sus manos a mi pecho y las apreté con fuerza —Cásate conmigo.

— ¿Q-qué? —peguntó sorprendida.

— ¿Quieres casarte conmigo? —pregunté mientras me arrodillaba frente a ella. Solté sus manos y las lleve hasta mi cuello donde desprendí el seguro de la cadenilla que llevaba colgada y la envolvía entre mis manos — ¿Me harías el gran honor de ser mi esposa? —insistí sujetando sus manos y deslizando el collar entre mis dedos hasta depositarla en sus manos.

Elsa dejo caer una lagrima por ambos ojos y entreabrió los labios para responder lo que le había preguntado —Yo...—titubeó — no.

Mi corazón se desbarranco por un abismo negro. Sentía que todo se desmoronaba a mí alrededor. Tome aire y deje que las lágrimas salieran por mis ojos (No me importaba lo extraño que fuera)

— Lo siento pero no puedo —dijo ella —. No sabes cuánto me costó decirte que no, porque en verdad quiero estar contigo.

—Entonces dime que sí.

—No puedo —se lamentó —. Tengo algo que decirte, son solo tres palabras y te prometo que no querrás volver a verme: "Yo te mate"

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora