Solo tuyo

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Ya habían pasado alrededor de diez minutos y aun me sentía molesto. Solté un enorme suspiro y mire la puerta con anhelo. Quería ir con Elsa para decirle lo avergonzado que me sentía por lo sucedido, pero sabía que ellas aún seguirían afuera. Desvié mi vista hacia la ventana y una brillante idea paso por mi cabeza.

Podía salir por la ventana e ir a la habitación de Elsa.

Y así lo hice.

Volé hacia la ventana de Elsa y me puse de cunclillas en la cornisa frente a ella. Toque con los nudillos el vidrio y espere. Al poco rato Elsa corrió las cortinas y me miro sorprendida, abrió la ventana y sonrió — ¿Qué haces aquí? —me preguntó.

—Nada, solo quería hablar contigo —dije con una sonrisa.

Mi sonrisa rápidamente se desvaneció cuando note que sus brillantes ojos azules estaban enrojecidos (Por lagrimas seguramente). No espere invitación y entre en su recamara — ¿Qué ocurre? —le pregunté.

— ¿De qué hablas?

—Estuviste llorando —aseguré. Ella abrió los ojos como platos y me miro más que sorprendida. —No mientas —le pedí.

—No he estado llorando, solo me entro algo al ojo y he tratado de sacarlo. Eso es todo.

¿En verdad creé que me voy a tragar semejante estupidez? Esa es la excusa más vieja de todo el mundo.

—Te dije que la verdad — le tome las manos y las apreté amistosamente.

Elsa se puso de puntillas y beso mis labios —Es la verdad —respondió. Solté un suspiro interno y asentí. No iba a obligarla a decirme porque estuvo llorando si no quiere, por el momento fingiremos que le creo —Pero olvida eso ¿Qué haces aquí? —volvió a preguntarme mientras sonreía.

Le acaricie la mejilla con el dorso de mi mano—Quería pedirte una disculpa por lo que paso ase un rato. En verdad me siento avergonzado —admití.

Elsa borro la sonrisa que tenía en su rostro —Ah. Bueno... no tienes que disculparte por eso, pero ya deberías irte.

— ¿Estas molesta?

—No. Solo que fue extraño la escena que armo Rapunzel. Tal vez deberías hablar con ella —sugirió

— ¡No! —solté de improvisto. Me cubrí la boca al recordar que las chicas seguían afuera, y si escuchaban mi voz aquí, definitivamente estaría jodido. —No pienso hablar con ella, nunca jamás —murmuré.

— ¿Por qué no? —Cuestiono mi novia —Son amigos y supongo que deberías de escucharla, tal vez sea bueno lo que tiene que decirte.

—No quiero nada que tenga que ver con ella —le dije a Elsa.

—No te haría mal escuchar Jack. Tal vez te diga que siempre le has gustado y puedan hablar de eso...Hablar sobre los sentimientos que tú tenías por ella.

— ¿Estas tratando de insinuar algo? —Le acusé — ¿Por qué el tremendo interés de que este con ella? ¿Tiene que ver con el hecho de que no eres buena para mí? ¿Estás buscándome otra novia?

Elsa entre abrió los labios pero no dijo nada. Me aleje de ella y la mire decepcionado —No puedo creer que intentaras hacer eso. Pensé que en verdad sentías algo por mí.

—Y lo hago, pero no quiero que salgas lastimado por mi culpa.

—Pues lo estás haciendo —le informe a Elsa —Me estas lastimando al tratar de alejarme de ti.

—No, yo no quería...

—Déjalo así. Si quieres que hable con Rapunzel y que me case con ella, pues hare mi parte del trabajo —le dije con enojo mientras caminaba hacia la ventana. En verdad no puedo creer que haya venido hasta aquí, solo para descubrir que la chica que me ama me está buscando novia.

Sentí unos delgados pero fuertes brazos rodeándome el torso. Trate de zafarme pero era inútil, sí que Elsa es fuerte. —Lo siento —se disculpó en un susurró en mi cuello. Su aliento frio provoco un cosquilleo y sentí una corriente eléctrica bajar por toda mi espina dorsal.

—Déjame ya —le pedí mientras sonreía ligeramente.

—No pienso dejarte ir hasta que digas que aceptas mis disculpas...- aseguro con la voz firme.

Fruncí el ceño — ¡que me sueltes de una maldita vez! —ordené. Tome sus manos y traté de quitarlas de mi torso, pero ella solo me apretó con más fuerza.

—No pienso hacerlo. No soy la única terca aquí Frost. Solo quiero que me perdones, o que digas que no lo haces y te soltare. Solo quiero una respuesta "Snowfall"

— ¿Nevada? —pregunté con extrañeza. Quite sus manos suavemente y me gire para verla. Elsa sonrió discretamente.

—Si —me dijo como si ese "apodo" fuera de lo más normal entre los dos.

— ¿Por qué?... Jamás me habías llamado así —le cuestione.

—Hace mucho que quería decirlo. Para mí tú eres como una nevada. Eres impredecible...puedes caer sin piedad o ser tan suave como el rose de una pluma, tan fría y solitaria, pero tan protectora y segura a la vez: Eres mío, Snowfall —repitió.

Por alguna extraña razón, lo que me dijo me hizo sentir más seguro de nuestra relación. Le sujete la cintura y luego la atraje para besarla —Solo tuyo —dije contra sus labios —solo tuyo —aseguré.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora