Todos tenemos secretos

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***Un mes después***


No he podido dormir, comer, ni siquiera pensar en paz desde que Elsa se había ido. Los demás casi no lo notan ya que trato de disimularlo lo mejor que puedo; con sonrisas, risas y también bromeando al respecto de vez en cuando. El único que no parece totalmente convencido es Hiccup y en cierta medida Eugine.

Hiccup me mira de una forma extraña, como si estuviera decepcionado por las decisiones que he tomado, o como si el supiera algo que yo desconozco. (Incluso empecé a creer que me odia)

— ¡Ten cuidado! —chilló la voz de Rapunzel y luego escondió su rostro en mi hombro.

Gire los ojos y continúe mirando a Eugine y a Kristoff jugar atrevimiento (un tonto juego que se le había ocurrido a Eugine). Este consistía en poner una mano sobre la mesa con la palma abierta y los dedos muy bien separados para luego con un cuchillo pasarlo entre los espacios lo más rápido que puedas sin cortarte o enterrarte el cuchillo.

Sí. Suena loco y estúpido ¿pero qué puedo hacer yo? son sus dedos y sus decisiones.

— ¿No se han cortado? —me preguntó mi novia aun escondiendo el rostro.

—No. Pero no deben de tardar —respondí en un suspiro.

Mirando toda esa locura lo único que venía a mi cabeza eran las palabras: peligro, excitante, alivio y atracción... después venia Elsa. Ella me hacía sentir todo eso con un simple beso, y no hablo de un gran beso; sino un pequeño rose de labios. Elsa. Mi Elsa me hacía sentir tantas cosas, tanto buenas como malas.

El odio que sentía por ella había aminorado con cada día que pasaba, pero con tan solo recordar lo que me hizo y lo que casi le hizo a mi hermana hacia que aquella chispa de furia y de venganza se encendiera de nuevo, pero sabía que la mecha que alimentaba esa flama estaba a punto de acabarse y con ella el odio que sentía. Pero una parte de ese odio no era hacia Elsa, si no hacia mí mismo por ser tan estúpido como para haberla dejado ir por algo que ya había pasado y que al final terminara olvidando y dejando de odiar.

No me malentiendan: amo a Rapunzel, pero no de la forma en la que se supone debería de hacerlo. Ella es una chica muy linda, dulce, tierna y también considerada, pero en contra parte también es predecible, empalagosa, algo aburrida y delicada por verlo de una manera. El tipo de chica que no puedo creer que me gustaban.

Un fuerte portazo se escuchó en la entrada del polo norte, haciendo que todos nos sobresaltáramos y que Eugine casi se rebanara del dedo anular. Rapunzel me sujeto la mano con fuerza y yo gire los ojos tratando de ignorar aquella acción. Me levante del sofá donde estaba sentado y camine hacia donde se había producido el ruido con los demás siguiéndome el paso.

— ¿Qué fue eso? —preguntó Hada colocándose a un lado mío.

—No lo sé —dije con total honestidad.

Cuando llegamos a la entrada escuche unos golpes frenéticos que aporreaban la puerta y luego gritos — ¡Abran! —ladró una voz del otro lado. Aquella voz me resulto familiar y basto con otro grito para darme cuenta de que era Elsa — ¡Abran!

Hiccup camino hacia la puerta y al momento de abrirla esta lo empujo haciendo que cayera de culo al suelo. Elsa entro como un gato asustado y cerró la puerta detrás de sí. Su cabello había pasado de platinado a un griseo con lodo y su vestido estaba rasgado de la falsa, como si un animal salvaje la hubiera atacado.

Podía escuchar su respiración agitada a la vez que se alejaba con cuidado de la entrada sin dejar de ver la puerta, como si temiera que algo entrara. Trate de mirarle la cara pero no lograba ver nada salvo su pequeña nariz que sobresalía de un montón de cabello sucio y revuelto.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora