Norte se adentró en la habitación de Hada y cerró la puerta detrás sí. Me gire para ver a Eugine y él se encogió de hombros y luego me dio una palmada amistosa en el hombro.
—Me voy a dormir. Ha sido un día muy extraño, ni se les ocurra despertarme antes del mediodía. Buenas noches.
—Bueno días —le corregí mientras señalaba la ventana con la cabeza.
El chico castaño asintió y se alejó dando ligeros tumbos: como si estuviera ebrio. Solté un suspiro y mire la puerta con melancolía y tristeza. En verdad deseaba que Elsa saliera de ahí y me dijera lo que le había pasado. Que me asegurara que estaba bien y me contara su pasado. Ya que siento que todo gira entorno a eso: su pasado.
Coloque una de mis manos en la puerta y estrelle mi frente contra esta; sentía la amenaza de las lágrimas en mis ojos y rápidamente las reprimí. No lloraría por su culpa, no valía la pena sufrir por alguien que me miente, por alguien a quien obviamente no le importó, alguien que no confía en mi lo suficiente como para decirme lo que pasa.
—No te preocupes —murmure contra la puerta de madera —, no te voy a perdonar.
***
Gire por décima vez en la cama pero no poda conciliar el sueño. La preocupación, (que no debería sentir) no me permitía cerrar los ojos y dormir como tanto deseaba.
Una sola imagen llegaba a mi cabeza: unos ojos color turquesa suave, llenos de terror y pánico; rojos por lágrimas y suplicando ayuda. Jamás había visto una mirada como esa: una mirada llena del miedo más puro. Cuando Elsa me vio como si fuera a hacerle daño me sentí desecho, desanimado pero más que todo débil. Fue como si esa mirada hubiera asesinado al Jack valiente, y no me gusta para nada la sensación que me causaba.
Trate de no pensar más y me obligue a dormir.
***
Me desperté a eso de la una y media de la tarde.
Sentí un extraño vacío en mí interior, que a cada momento se hacía más y más grande: como un agujero. Sabía perfectamente porque tenía esa sensación, pero no iba a humillarme frente a Elsa para rogarle que no fuese a dejarme.
Me levante de la cama y mire por la ventana un buen rato. Era un día nublado, pero a pesar de eso se podía ver la silueta del sol entre las nueves. Esto calificaría como un día soleado en cualquier otra parte del mundo, supongo. Jamás he visto un día soleado en toda mi vida, o al menos que yo recuerde; de mortal puedo apostar a que vi más de uno.
La necesidad de tener a Elsa a mi lado incrementaba cada maldito segundo. Jamás me había enamorado de esa manera, era algo nuevo para mí y no sabía cómo manejarlo, y mucho menos sabía cómo lidiar con ello. Solté un largo y tendido suspiro y me aleje de la ventana.
***
Cuando baje a la sala común no vi a nadie, y eso me resulto inquietante. <<Seguramente están desayunando o haciendo sus cosas>> me decia para tranquilizar mi Eremofobia.
Metí las manos en mi sudadera y sentí algo que no debería de estar ahí. Saque lo que fuera que estuviera dentro y me encontré con un colgante de al parecer diamante y oro blanco con un zafiro en forma de pera.
— ¿Qué es esto? —pregunté en un susurró.
No recuerdo haberlo encontrado, o que alguien me lo haya dado. Regrese en mis recuerdos y no encontré una explicación de cómo esto pudo dar a parar en la bolsa de mi sudadera. Como un chispazo recordé el momento en el que había besado a Elsa. Tal vez ella lo metió en mi sudadera cuando nos besábamos. ¡Sí!, no hay otra explicación: el collar no estaba ahí antes... tuvo que ser Elsa.
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MI GUARDIANA [Jelsa]
FanficYo siempre había estado enamorado de Rapunzel, pero eso cambio un día... Todo comenzó cuando "el sexto guardián original" llegó a entrenar a los aprendices de los guardianes (y a mí también de pasada). Nadie antes lo había visto, pero como su nombr...