Olvídalo

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Corrí por los pasillos del Polo hasta que al fin pude encontrar a Elsa. Ella se encontraba en el balcón donde la había besado por primera vez, mirando hacia la nada perdida completamente en sus pensamientos. Me acerque lentamente para tratar de no hacer ruido y asustarla, pero ella se giró y me vio.

Su rostro se veía cansado y triste. Nada en comparación de la chica que estaba tan acostumbrado a ver. Vivas, alegre, feroz, salvaje, irritable y con una sonrisa en la cara.

— ¿Elsa? —pregunté en voz baja.

Ella no dijo nada.

— ¿Estas bien?

Silencio.

—Por favor di algo, lo que sea —supliqué.

Silencio.

—Di que me odias, o cualquier otra cosa. Déjame escuchar tu voz por favor.

Silencio.

Baje la mirada y sentí una punzada en el pecho —Te lo ruego has lo que sea. Sal de aquí, grítame, golpéame, lo que tú quieras, pero no me castigues con tu indiferencia.

Me acerque a Elsa y le tome la mano, pero ella la aparto bruscamente. Sentí de nuevo esa punzada en el pecho, solo que mil veces más fuerte. —Entiendo si no quieres hablarme —conteste desanimado mientras me alejaba de ella.

—E... —trato de decir —Es...pera —balbuceó.

— ¿Sí?

Elsa apretó los labios y luego corrió hacia mí y me abrazo con fuerza. Me apretaba como si al momento de soltarme fuese a desaparecer o algo por el estilo. Al principio me quede estático pero luego le regrese el abrazo con la misma fuerza. Ella enterró su rostro en mi pecho y yo recargue mi barbilla en su hombro.

—Perdóname yo...—pedí.

—Shhhh... —llevó una de sus manos a mis labios —No...Ol...olvídalo —dijo con un tono de voz áspero y algo forzado; creo que se lastimo la garganta por los gritos.

—Olvídalo —repetí en dedos.

Me separe de ella y nos miramos por un largo rato. Sus ojos azules ya no se veían llenos de miedo, sino de... ¿amor? ¡Sí! Claro que es amor; como el que yo siento por ella.

—j...ack.

—No digas nada —advertí —.Podrías lastimarte la garganta.

Elsa asintió y me beso los labios. Sentí una explosión de alegría dentro de mí y volví a besarla, solo un rose ligero, pues no quería dañarle más la garganta.

***

La acompañe de nuevo hasta su cuarto (pues no quería seguir causándole molestias a Hada según Elsa). La deje en su cama para que descansara y la arrope con las mantas.

Me quede el resto del día ahí: cuidándola y mirándola cuando dormía. Sin contar que también había dormido con ella ya que me lo había pedido (no verbalmente, sino con señas)

Sentirla cerca de mí hizo que aquella angustia desapareciera, al igual que esa sensación de vacío. Norte había venido un par de veces a ver a Elsa. Cuando me vio quedo algo de extrañado, pero después me pidió que cuidara de mi novia, espero nunca dejar de llamarla así.

Ahora me encontraba acostado a un lado de Elsa, abrazándola por la cintura. Ella se había quedado dormida después de tomar el vaso de leche con miel con la cabeza apoyada en mi pecho.

Trate de seguir sus pasos y comencé a dormir.

***

—Jack —susurró Elsa mientras me movía.

Solté un gruñido y trata de ignorarla para volver a dormir, pero unos labios fríos sobre los míos hicieron que abriera los ojos de golpe.

—Hola —salude mientras sacudía lo último de sueño que tenía,

—Lamento haberte despertado

—No te preocupes —dije mientras hacia un ademan con la mano para restarle importancia — ¿Qué hora es?-

—No deben de ser más de medianoche según el reloj.

— ¿Qué pasa? —pregunté mientras recargaba mi cabeza sobre mi brazo izquierdo.

—Quería disculparme por lo que paso, no debí de haberte mentido... No quiero que pienses que jugué con tus sentimientos, solo que no sabía cómo mantenerte a salvo.

— ¿A salvo de qué exactamente?

—De mí. Siempre termino lastimando a las personas que me importan. Por esa razón soy así, lo hago para alejar a las personas... pero contigo fue diferente. Fue como si hubiese olvidado absolutamente todo lo que me había prometido. Me enamore de ti como jamás pensé que lo haría de una persona.

Me incline en su dirección y la besé —Sabia que quererte era como lamer un vidrio roto: iba a doler y terminaría lastimado, pero no me importo. Sé que nuestra relación está muy jodida ¿vale? Ambos no funcionamos ni separados ni juntos, pero yo quiero que funcione y no me importa cuánto tarde, o cuantas veces tropecemos para lograrlo: quiero estar contigo.

Elsa sonrió débilmente —Yo también quiero estar contigo. Sé que te oculto muchas cosas y que puedo ser muy desesperante con todos mis secretos, pero no estoy lista para decirlos. He pasado toda mi vida tratando de olvidar pero lo más difícil es eso: olvidar. Recordar es como una tortura... pero por ti lo vale.

No espere ni un segundo más y la besé con fuerza. Abrí sus labios con mi lengua y comencé a saborear su interior, podía sentir su lengua jugar con la mía y como sus dedos pasaban por mi cabello.

Te deseo —susurró Elsa en mis labios.

Me aleje de ella lo suficiente como para poder verla a los ojos. Elsa tenía un rubor en sus mejillas y sus labios estaban medio abiertos —Tócame.

La mire sorprendido por tal petición. No es que no quisiera tocarla, de hecho es lo que más deseaba en todo el mundo, pero fue extraño escucharla decir eso —No tienes por qué hacer esto. Puedo esperar hasta que estés lista, no tiene que ser ahora.

—No me hagas suplicarte —dijo mientras volvía a besarme. Cerré los ojos y le regrese el beso con la misma intensidad. Elsa paso sus manos por debajo de mi sudadera, acariciando mi abdomen y eso me había sentir un delicioso cosquilleo en todo el cuerpo.

No quería que sedetuviera.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora