Antes

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Continuaba besándola con un frenesí total.

Escuche voces del otro lado de la puerta de madera de Elsa y me separe a duras penas de ella. La mire a los ojos y Elsa asintió con una leve sonrisa

—Tengo que irme —le dije —Ellos sin duda tirarían mi puerta para hablar ¿Te veré luego?

—Soy tuya, guardián —afirmo con una sonrisa. Se puso de puntillas y beso mi mejilla, pero yo no pude contenerme y termine besándole los labios. No quería que este momento terminara, así que me dedique a disfrutar de cada milisegundo y segundo.

Besarla era como la gloria... ¿Qué cómo sé a qué sabe la gloria? Fácil: Ella es la gloria. Sus labios tienen un leve sabor a fresa fresca con algo de miel. Así debe de saber la gloria, al menos para mí.

—Deberías irte, ahora que tu puerta sigue en su lugar —me dijo.

Asentí y salí por la ventana. Volé hasta mi cuarto y entre justo en el momento en el que llamaban a mi puerta.

— ¿Quién es? —pregunté mientras caminaba hasta la puerta. Pase cerca de un espejo y me di cuenta de que tenía pintalabios rojo difuminado hasta convertirse en rosa en la comisura de mis labios del lado derecho.

Agradecí infinitamente haberme dado cuenta de ellos antes de abrir abierto la puerta; hubiera sido terrible. Lamí la yema de mi pulgar y talle la mancha rosa; cuando estuve seguro de que ya había desaparecido abrí la puerta. Todos me mataron con la mirada. Gire los ojos y los mire — ¿Qué? —pregunté con fastidio.

— ¿Por qué cerraste la puerta? —me cuestiono Eugine.

—Para eso son las puertas, sirven para darte privacidad y dejar afuera algo que no quieres que entre.

— ¿Qué fue lo que paso? —Preguntó Kristoff —Ellas dijeron que entraste a tu cuarto muy molesto, por algo que paso en la habitación de Elsa.

Apreté los puños y mire a Rapunzel por el rabillo del ojo —Que ella se los diga —la señale con la cabeza —. Creo que ella sabe mejor que nadie la historia, porque yo no la sé.

—Te moléstate con ella. —intervino Anna, como si Rapunzel no tuviera boca para hablar. En verdad no puedo creer que yo en mi tiempo hubiera hecho exactamente lo mismo que Anna —Rapunzel no te hizo nada.

Baje la mirada y sonreí con incredulidad. Creo que ya sé quién está detrás de todo esto. —Tienes razón, no me hizo nada... Solo entro como loca al cuarto de Elsa gritando que era una puta, le dijo: "zorra ofrecida", me humillo frente a mi contrincante, me hizo sentir como un idiota al tener una amiga tan extraña y... así: Ha estado siguiéndome y no me deja hacer el trabajo que Norte me pidió. Puf, tienes razón es una maldita santa. Mis disculpas. Había olvidado que es muy normal que estés celosa Rapunzel. No sabía que no éramos nada.

A mi amiga se le cristalizaron los ojos, pero no dejo que ninguna sola lágrima saliera por sus ojos. Yo aún me sentía molesto, pero después de lo que dije puede desahogarme un poco. Eugine me tomo por el cuello de la sudadera y me obligo a verlo — ¡¿Pero qué demonios te pasa?! Jamás le habías hablado de esa forma.

—Me pasa que no sé lo qué está pasando. Estoy tan confundido que es frustrante y por eso me moleste. Sin contar el hecho de que me siento avergonzado por lo que pasó con Elsa. Me da pena verla a la cara. No quiero que piense que soy un raro psicópata. He trabajado mucho como para que lo echen a perder. —solté sin más. Bueno, al menos era parte de la verdad.

— ¡¿Por qué te importa tanto lo que ella piense de ti?! —me gritó Rapunzel.

—Eso es de lo que hablo—la señale con la mano abierta —Ese es el problema. ¿Por qué te molestas? ¡Dilo, ya! — ordene.

Rapunzel apretó los puños y de inmediato todos se pusieron de su lado. Escuche los gritos de Eugine, los insultos de Mérida y las amenazas de Astrid combinadas con las de Anna. Kristoff e Hiccup solo miraban, pues no sabían que hacer. Igual que yo.

¡TE AMO! —gritó Rapunzel. Todos se quedaron en silencio. Algunos la miraron sorprendidos y otros me miraron a mí. —Estoy enamorada de ti Jack. — repitió mi amiga.

Sentí un nudo en mi garganta. — ¿Q...qué? —pregunté en un balbuceo.

—Tú me gustas, siempre me has gustado.

Rapunzel corrió hasta mi dirección y me beso. Yo me quede en blanco, pues no sabía lo que estaba pasando. Me sorprendió el no sentir nada, era como si ella me besara a través de un cristal de 10 cm de grosor. No sentía ese cosquilleo y escuchaba esa vocecilla que me decía que era lo correcto, que regresara el beso.

No sentía lo mismo que cuando besaba a Elsa.

Cuando ella se alejó sentí las miradas de todos clavadas en mí. Anna sonrió abiertamente y me hacía señales para que dijera algo. Mérida sonrió y me miro como si ya supiera lo que iba a pasar. Que iba a volver a besar a Rapunzel y a decirle que también la amaba. Que me arrodillaría frente a ella y le diría "¿quieres ser mi novia?"

<<Vaya sorpresa la que se van a llevar>> pensé. Mire a Rapunzel a los ojos y pude ver un destello de esperanza en ellos. Creo que Anna le dijo lo que sentía, si no nunca me hubiera besado.

Antes...—dije mientras quitaba sus brazos de mi cuello. Negué con la cabeza y me aleje de ella.

Todos volvieron a mirarme.

MI GUARDIANA  [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora