CAPÍTULO 4

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El Coronel.

RACHEL. 

La entrada al comando es a la siete de la mañana pero debo estar antes para gestionar los trámites pertinentes que  se requieren al reincorporarme.

Guardo todo lo que necesito mientras me preparo una taza con café en tanto escucho las noticias matutinas.

Me quedé dormida a media noche curioseando lo que no debía curiosear. No es que esté muy descansada que digamos.

Empaco chaquetas extras, mi laptop, el cargador del móvil y los productos de aseo personal. Puedo volver las veces que quiera, sin embargo, ante situaciones inesperadas debo quedarme en la central.

Bebo un sorbo de mi exquisito café, obviamente colombiano mientras leo las noticias del Daily Mail.

El encabezado de hoy es:

"Cinco países anuncian nuevas alertas ante la desaparición de mujeres entre los quince y treinta años"

—Otra vez tengo la pesadilla de verte aquí. —me saluda Simón recogiendo su playera del sofá.

Solo tiene el bóxer puesto.

Lo que tiene de atractivo lo tiene de distraído. En los años que lleva con Luisa he tenido que verlo en paños menores por toda la casa. Y no es que sea desagradable a la vista, mide casi un metro ochenta, tiene cabello negro, cuerpo bien formado y unos inmensos ojos color zafiro.

—¡Ponte algo de ropa así dejas de contaminar mi vista!

—¡Dejas de contaminar mi vista! —se burla— Voy a darme una ducha, guárdame café.

—Aquí no tienes empleada —contesto sin apartar la vista del periódico.

Me arroja la camiseta.

—¡Si no quieres que te arroje los calzoncillos guárdame  café! —bromea.

Luisa le agarra el trasero por detrás.

—Ojo con lo que dices —le advierte— No me gusta que vean mi mercancía.

La envuelve en sus brazos para besarla, a la vez que ella trepa por su torso hasta quedar a su altura.

Pongo los ojos en blanco. Este tipo de escenas es el pan de cada día durante todas las mañanas.

—Chicos es asqueroso verlos pasar saliva —protesto— ¿Podrían seguir con sus muestras de cariño en la habitación? intento leer mi periódico.

—¡Envidiosa! —se burla Simón encaminándose al baño.

Mi amiga se queda como una idiota viéndole el trasero, es una asquerosa pervertida que se la pasa viéndole el culo y el paquete al sexo opuesto. 

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora