Hawái Parte 2.
Mi móvil no para de sonar, me muevo a un lado buscándolo con los ojos cerrados ya que no quiero abrirlos porque me duelen los párpados.
Logro ubicarlo. Tarde. La llamada muere en mi mano cuando intento contestar.
Son las ocho de la mañana, el aire acondicionado está apagado mientras los rayos del sol mantienen la habitación ardiendo. Siento que tengo un yunque encima. Me arden las plantas de los pies, estoy envuelta en arena, mugrosa y con el vestido hecho un desastre.
«Pelea con Sabrina y Martha, botellas de tequila, música, salsa, baile y mi beso con Christopher en el bar» No recuerdo nada más, sin embargo, a juzgar por mi apariencia tuve que pegarme una buena revolcada.
Me levanto adentrándome en la ducha, tengo que tomar medidas y debo hacerlo ya. «Pero, ¿Cómo las tomo si no puedo pensar sin que la cabeza me quiera estallar?» Tengo la boca pastosa y los ojos hundidos «¡Qué diablos hice anoche?!».
Mi cerebro se esfuerza por recordar. Lo único que solo consigo son punzadas de dolor. Me acerco al lavamanos para cepillarme dos veces los dientes debido a que apesto a tequila.
No recuerdo una mierda, pero mi instinto me dice que no hice cosas buenas.
Saco mi ropa del closet preparando la maleta para irme, ya fue suficiente de toda esta payasada.
Me duele Bratt, ¿Cómo le voy a decir que debemos romper? Que no soy lo suficiente mujer para él y que me duele un montón dejarlo ¡Son cinco putos años de relación!
Arrojo la ropa de mala gana limpiándome las lagrimas con brusquedad. Si, me gusta su amigo, sin embargo no quiero acabar la relación con mi novio. Eso es lo que me pasa y ya no lo puedo negar.
Tocan a la puerta, tomo aire tratando de pasar el dolor que tengo atragantado en el pecho. Abro sin percatarme de quien se trata.
Como cosa rara, meto la pata.
—¿Cómo amaneciste? —es Martha Lewis. Lleva puesto un vestido, sandalias y lentes oscuros.
—Bien —escondo la cara para que no note mi deplorable aspecto.
— ¿Dónde estabas anoche? Vine a buscarte y no te encontré.
—Fui al show de capoeira —miento.
—Te debo una disculpa...
—Descuida.
Repara el lugar deteniendo los ojos en la maleta.
—¿Te irás?
Asiento.
—No quiero arruinar sus vacaciones....
—¡Oh, linda! —dice con exceso dramatismo— No pensé que nuestra discusión te afectaría tanto.
«No es por la discusión, es porque no puedo estar al lado de su yerno, el cual ya me he follado una o dos veces».
—Joset y Bratt no me perdonarán que te vayas por mi culpa.
—No es su culpa...
—Sé que Sabrina y yo fuimos duras anoche —se frota la sien— Ambas estamos arrepentidas. Te ruego que aceptes mis disculpas.
—No tengo nada que disculpar, tampoco manejé la situación de buena manera —reconozco— Por eso prefiero irme y evitar futuros altercados.
—Todo está listo —Joset aparece en la puerta con bermudas y un sombrero de pescador.
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Lascivia (Disponible en librerías)
Roman d'amourLas vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tie...