Lascivia (Disponible en librerías)

CAPÍTULO 47

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¡Feliz cumpleaños, Bratt!

Rachel.

Estiro los huesos bajo las sábanas mientras Bratt duerme plácidamente a mi lado con una mano sobre mi cintura y otra bajo su cabeza. Apartó el brazo levantándome, no se mueve y me apresuro al baño corriendo. 

Tengo un sinfin de cosas por hacer y no me alcanzara el dia si no empiezo desde ya. 

—¿Qué hora es? —Bratt se incorpora somnoliento. 

—Casi las seis—le sonrio. 

—No trabajas hoy ¿Por qué estás levantada tan temprano?

—Quede de verme con Luisa y las chicas, ultimaremos detalles de la boda... Ya sabes, pastel, anillos...

—Pensé que pasaríamos el día juntos.

—Dudo que podamos cariño, prometí que sería un día de chicas.

No pone buena cara, me recojo el cabello en un moño improvisado y me acerco a despedirme. 

—Use tu cepillo de dientes —le doy un beso en los labios— Espero no te moleste.

—Lo mío es tuyo ¿Segura que no tendrás tiempo para mí? Que no te vayas arrepentir, quieras buscarme y ya tenga otros planes.

—Segura —miento— Estaré todo el dia con las chicas. 

—Christopher dijo que estaríamos libres al medio día.

—Supongo que visitaras a tus padres. Saluda a Joset de mi parte.

—Bien —refunfuña como niño caprichoso.

—Te veo mañana —le doy otro beso y trato de irme, pero toma mi muñeca negándome la huida. 

— ¿No olvidas algo?

—¡No! —le doy un beso en la frente— Hablaremos luego, no quiero que las chicas esperen.

Cierro y me apresuro a mi torre. Todo esta tal cual lo deje y lo primero que hago es sacarme la ropa y meterme a la ducha. Siento que estoy en una carrera contra el tiempo, algo me dice que habrá problemas si no me largo ya. 

Tocan la puerta mientras me coloco la playera y el corazón se me detiene ¡Mierda! Si es quien estoy pensando soy capaz de tirarme por la ventana. Me congelo tratando de no hacer ruido y vuelven a tocar. 

Christopher no es el tipo de persona con quien se pueda jugar. Lo deje plantado y estoy segura que no feliz no esta, por eso huí, ¡No quiero verle la cara! 

—¡Rachel, si estás dormida vaciare una jarra de agua helada en tu trasero! —exclama Brenda y abro tranquila. 

—Me estaba vistiendo —me aparto para que entre.

—No entrare, es tarde —mira su reloj— Y tenemos el tiempo justo para desayunar e irnos. Laila, Alexandra y Luisa nos están esperando en casa de Simón.

Alisto mi mochila y tomo a Brenda de la mano apresurandome al estacionamiento. Quiero tener un cohete el cual me permita desaparecer en un santiamén. Ubico el Minicooper de mi amiga  y entro con un afán exagerado. 

—¿Le paso algo a tu móvil? —se pone al volante—Te estuve llamando y me salto al buzón de mensajes.

Saco el movil, lo apague anoche y olvide encenderlo esta mañana.

Lo enciendo e inmediatamente me saltan mensajes y notificaciones de las redes. Tengo dos llamadas perdidas, me da un mini ataque al mirar el número de donde provienen, son de Christopher y las hizo a las tres y tres y treinta de la mañana. Justo cuando dormía en los brazos de Bratt.