Antoni Mascherano.
Rachel.
—¿Lista?
Simón y Patrick entran a mi habitación vestidos con esmoquin.
Tintineo con cada movimiento, es vergonzoso que me vean así ya que el traje árabe no cubre más de lo necesario.
—Patrick quiere revisar tu equipo —me avisa Simón.
Me resigno a que debe verme las tetas de cerca, por fortuna, es el tipo de hombre despreocupado que no te acojona.
—Debes ir con cautela —me advierte— Afuera no tendrás ningún tipo de arma.
Se asegura que los micrófonos estén en perfecto estado.
—Estaré vigilándote toda la noche, si necesitas apoyo solo avísame.
—Vale.
—Iré a mi posición —se despide— El show empieza en diez minutos.
Simón se alisa el esmoquin frente al espejo.
—¿Crees que me veo como el agente 007 con este traje?.
—Para nada —lo aparto —Te asemejas más a uno de los pingüinos de Madagascar.
Me sacude y las lentejuelas empiezan a tintinear.
—Pareces una pandereta de navidad —me pega los labios en la frente— Promete que tendrás cuidado.
—Ok ¿Esto es uno de esos momentos íntimos donde reconoces lo mucho que me amas?.
Se queda mirando a la nada.
—No —contesta volviendo en sí —Luisa me mataría si te pasa algo y en verdad no quiero que su furia descomunal dañe nuestro compromiso.
Suelto a reír mientras le doy un abrazo
—Tú también, ten cuidado.
—Si, como sea —me aparta—Vas a arrugar mi traje. Te veré arriba.
Me retoco por última vez y salgo a reunirme con Tanya quien me espera cerca del ascensor. Lleva puesto un vestido largo de color negro, demasiado escotado para alguien de su edad.
—Es hora —avisa.
Abordamos el ascensor.
—Si fueras una de mis chicas me harías ganar una fortuna.
No sé si ofenderme o tomarlo como un cumplido.
El casino está lleno de gente. Los hombres visten trajes elegantes mientras que las mujeres lucen largos vestidos: Charlan, beben, fuman y apuestan en los juegos de azar.
Maia y Catrina aparecen con trajes igual al mío.
—Ya llegaron los cabecillas —informa Catrina.
—Perfecto —Tanya se vuelve hacia mí— Karla, es hora de dar tu mejor show.
Sigo a las dos chicas hacia la tarima. Desde arriba se ve todo con mayor claridad, reconozco a mis colegas infiltrados.
Frente al escenario se sitúa la mesa en la que debo enfocarme, está ubicada al fondo, allí se encuentran los Mascherano. Hay varios sujetos en ella, solo logro reconocer a dos: «Alejandro y Bernardo Mascherano» Al tercero no lo alcanzo a ver ya que la sombra me resta visibilidad.
—Todo está listo — Simón me habla a través del auricular— Ve por el líder y no se te ocurra fallar que es nuestra única oportunidad.
Subo a la tarima seguida de mis compañeras preparándome para cuando inicie la música y ajusten las luces.
ESTÁS LEYENDO
Lascivia (Disponible en librerías)
RomanceLas vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tie...