CAPÍTULO 88

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Tú y yo somos una familia feliz. 

5 de noviembre de 2017.

Londres, Inglaterra.

siete días después

Christopher.

El equipo de seguridad se despliega por la zona hospitalaria, me abren la puerta de la camioneta, hay cámaras y francotiradores en cada esquina. Miro el reloj, ya falta poco para que se acabe la hora de visitas

Recorro el pasillo encaminando al área de cuidados intensivos, el perímetro está lleno de policías y agentes encubiertos que me guían al área protegida. 

Me planto frente al vidrio. No fue una semana fácil, Rachel casi muere, Antoni escapó, por poco  no puedo salir de Italia, tengo a la prensa y al concejo encima. Acabé de llegar a Londres, las citaciones no han dado espera. 

Los Mascherano salieron a la luz, el mundo entero sabe de la amenaza que eso conlleva. La FEMF ha tenido que disfrazarse para combatirlo, le hacemos frente como, la DEA, la Interpol y el FBI. Ya no podemos maquillar los ataques y los atentados, la gente sabe del monstruo que estamos enfrentando.

Las centrales quieren escuchar las declaraciones de Rachel ya que la prensa se dedicó a mancharle el nombre con acusaciones amarillistas que empeoran su situación.

La señalan de poner a Londres bajo la mira, no alcanzó a casarse con Antoni, pero muchos especulan y aseguran que es su mano, que tarde o temprano vendrá por ella.

Los ataques por parte del italiano son cada vez más violentos. Le quité a Rachel, Isabel lo abandonó, Alejandro murió y Philippe sigue desaparecido. No está dando puntada sin dedal, cree que la teniente le pertenece. 

A ella le indujeron un coma, la herida que tenía le desató una hemorragia interna, tampoco quedó bien después de la agresiva reanimación a la que la sometí.

No me le puedo acercar. Por órdenes internas solo tiene permitido la visita de sus padres.

Después de la reanimación, la marina nos prestó servicios médicos más avanzados. La sedaron, la subieron a una avioneta que la trajo acá. Londres es nuestro refugio más seguro y el ministro no dudó en ponerla a salvo.

La observo a través del vidrio, está rodeada de monitores «No ha despertado todavía» 

Rick no le suelta la mano mientras su madre le cepilla el cabello a un lado de la cama. El agotamiento se hace presente, tengo los músculos tensos y adoloridos. Me la he pasado de aquí para allá planeando, ideando y contraatacando ya que la mafia mundial me está respirando en la nuca.

—Te ves fatal —comenta Alex a mi espalda.

Miro mi reflejo en el vidrio de la ventana, el cansancio se nota a leguas, llevo días sin dormir.

—Las guerras no dan tiempo para acicalarse.

Bratt aparece en el pasillo. 

—Sí que es persistente —Alex lo mira— Lleva toda la semana aquí, me pregunto si no tiene alguna tropa que gobernar. Se supone que estamos bajo la mira.

Lo ignoro, no estoy para disputas. Allá él si quiere pasar el resto de su vida sentado en la silla de la sala de espera. 

—Es raro —Alex no le quita la mirada de encima— Sabe que lo engañaron, lo pisotearon, se le burlaron en la cara y sigue aquí ¿a la espera de qué?

—No es asunto nuestro.

—Una cosa es que alguien te importe y otra es ser un idiota, se supone que se revolcó contigo estando comprometida. No para de rogar para verla ¿tiene la esperanza de que despierte y vuelva con él?

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora