Un viviendo felices para siempre.
Bratt.
La brisa marina se me cuela a través de la playera, el solo brilla y el mar mediterráneo resplandece estrellándose contra las olas. Arrastro la maleta de viaje con Simón caminando a mi lado.
—Se siente bien volver a casa —comenta.
Le doy una palmada en el hombro, desde que subimos al avión tiene cierto color verdoso. Ha estado sudando más de lo normal.
—Intenta tranquilizarte, asustarás a Luisa.
—Si lo sé, es sólo que... Estoy ansioso y necesito un poco de desodorante corporal.
—¡Simón! —gritan a lo lejos.
Una chica de cabello negro agita los brazos llamando la atención.
—¡Aura! —corre abrazarla— Me voy un mes y te vuelves una gigante.
—Bratt, tanto tiempo sin verte —me saluda.
Sonrío, es la hermana menor de Simón. La he visto dos o tres veces en el tiempo que llevo de conocerlo. Es pequeña con ojos redondos, tiene dieciocho años aunque aparenta de catorce.
—¿Cómo están todos? —pregunta Simón mientras abordamos el auto pequeño.
—Locos y desesperados —responde la chica poniéndose al volante.
Lucho por no quebrarme las piernas mientras me acomodo.
—Las amigas de Luisa llegaron hace una hora —pone en marcha el auto— Parecen mamá gallina, corriendo de aquí para allá organizando todo lo que hace falta.
—Un año no les alcanzó para tener todo preparado.
—No seas ingrato —le pega a su hermano con el puño cerrado— Sólo nos preocupamos porque sea el mejor día de sus vidas.
Hablan entre sí mientras aprecio el hermoso paisaje que brinda la isla. Las calles están a pocos metros del mar, el viento trae consigo el olor y la humedad del océano. El trayecto dura poco, nos detenemos frente a la casa de Simón. Su padre es quien lo espera en la acera.
Lo conozco hace años ya que ha viajado varias veces a Londres. Lo saludo con un apretón de manos, me aparto dejando que abrace a su hijo.
—Almorcemos rápido —nos invita al comedor— La madre de Simón nos necesita en el hotel.
No se parece en nada a su hijo, Simón es de cabello negro y de ojos azules, no como el azul zafiro de Rachel, los de él son más oscuros, tanto que a veces dan la apariencia de ser negros, mientras que su padre tiene el cabello castaño y los ojos marrones.
Varias veces intenté buscarle parecido con su madre y tampoco lo hallé. De hecho, tampoco se parece a su hermana, ambas tienen rasgos asiáticos.
Cierta vez tuve la oportunidad de ver su expediente, decía algo sobre un cambio de apellido a los dos años. No quise ahondar en el tema, tenía su confianza y no era nadie para meterme en su vida privada.
El hotel Mystique Vahiar nos recibe después de almorzar, es el sitio donde se llevará acabo la celebración. Dejo que lleven mi maleta a la alcoba mientras la hermana de Simón revisa las tareas pendientes.
—Ayuden con lo que se necesite en el salón que se encuentra al aire libre —pide la chica— Simón no puedes verte con la novia hasta mañana.
Un grupo de mujeres baja por la escalera principal, entre ellas Rachel y Alexandra que saludan a Simon desde lejos. Rachel es la única que capta mi atención, ella y lo que me hace sentir pese a haberme engañado.
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Lascivia (Disponible en librerías)
RomanceLas vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tie...