CAPÍTULO 45

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Mi favorita. 

Rachel. 

Mi noche se resume en dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño y ya temo a que mi insomnio acabe en locura.

De nada sirvio meterme a la cama a las seis con la excusa de querer descansar. Creo que más bien estaba huyendo de Bratt, ya que fue sancionado por lo de Alan.

Reparo el anillo en mi dedo, ¿Que tanto puedo juzgarlo? Se casará con una ramera que le ha clavado el cuerno hasta más no poder. Ramera que hubiese vuelto a meter las patas si Christopher hubiese seguido con su estúpido juego.

Esa es otra pregunta ¿A qué juega ? Las cosas están claras entre los dos y de un momento a otro se me planta al frente con intenciones de besarme.

«Menudo cabrón» Cree que soy un juguete el cual puede manejar a su antojo y necesito fuerza de voluntad para sobrellevar todo esto, no puedo caer tan fácil, pese a los errores de Bratt seré  su esposa y no pienso volver a faltarle el respeto.

Me levanto encendiendo la lámpara  de mi mesita. Son las tres de la mañana y no tiene caso intentar dormir. Hoy es la fiesta en el hotel Dumart y no me he tomado la molestia de repasar el papel que asumiré, ni siquiera sé cómo se desarrolla la misión. 

"Harold Goyeneche y sus dos esposas" El destino se empeña en clavarme momentos vergonzosos. 

Repaso hoja por hoja hasta que el sol se asoma en mi ventana. 

Me levanto antes de que salte el despertador, tomo una ducha y me visto con mi uniforme de pila.  Rebuscando encuentro la bolsa donde guarde la playera y la chaqueta de Christopher. Empujo todo al fondo del clóset Lo mejor es que se las regale algún desamparado, al fin y al cabo, él nunca me entrego mis bragas.

Desayuno un banquete en la cafetería, ayer no comí casi nada, estoy débil por la falta de sueño y lo mejor es que me llene de energía ya que el día pinta ser largo. Soy la primera en llegar a mi puesto de trabajo, enciendo mi laptop y me enfoco en terminar de aprender el guión que tengo pendiente.

Después de mil repasos me pongo en la búsqueda de Antoni, no encuentro nada que sirva. Mi esperanza esta puesta en lo que haremos esta noche, espero y aspiro hallar algo que me lleve a su paradero. 

Todo el mundo está con los preparativos del evento y Bratt no da señales de vida ni en la mañana ni en la tarde.

—Rachel — me saluda Mónica. la estilista de la central— ¿Estas ocupada? La misión empezará en tres horas y tengo que arreglarte. 

Organizó los documentos sobre mi mesa— Casualmente estaba por llamarte.

— Ya tengo todo preparado, toma una ducha y te veré en mi estudio en media hora ¿Te parece?

—Ok.

Se marcha y guardo todo antes de encaminarme a mi torre, abro la puerta captando el dulce olor de las rosas desde el umbral. 

De hecho, tengo un jardín de rosas rojas en la habitación. Hay dos jarrones en mis mesitas de noche, otros dos sobre el escritorio, tres alrededor de la cama, uno en el alféizar de la ventana y otro en la entrada.

Mi cama sostiene una osa gigante con un corazón rojo en la mitad el cual dice "Perdóname" Esponjosa e impregnada con la loción de Bratt. 

Leo la nota junto a ella.

"Cariño no sabes lo mal que me siento por hacerte enojar, entiendo que me pase de la raya con Parker y con Alan.

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora