CAPÍTULO 80

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Jugando con fuego. 

Rachel.

21 de octubre de 2017.

Me miro al espejo e intento convencerme de que el Hacoc no sigue en mi torrente sanguíneo, quiero pensar, suponer que estoy bien, que soy la misma mujer de siempre. Miro mis manos, tengo los dedos temblorosos y el pulso acelerado, tuve que levantarme de la cama ya que la ansiedad me estaba matando «No puedes dejar que te controle» Me convenzo «no soy una jodida adicta» Me repito una y otra vez.

El encierro no me está ayudando, no tengo las ideas claras, además, los ataques de ansiedad son cada vez más fuertes. Por más que intento nutrir mi cuerpo, mi estómago rechaza los alimentos. 

Meto la cabeza debajo el agua fría permitiendo que los latidos mermen. Antoni se ha mantenido ausente  en los últimos días, solo ayer me dieron tregua con el HACOC, este lapso de tiempo lo usaré para idear la manera de no volver a probar esa porquería. Dejo que me vistan. 

Se oyen gritos afuera, me asomo por la ventana observando que se está repitiendo la misma escena de los últimos días. El mismo ciclo con una persona diferente. Todos los días, el mismo sujeto arrastra una mujer distinta a los establos seguramente para violarla. Las mujeres terminan de tender la cama, me quedo viendo a la nada sopesando las maneras de salir de aquí. 

Una algarabía se arma en el pasillo, denota que se trata de una discusión fuerte debido al trote apresurado que se siente en el piso. Acerco el oído detrás la puerta. 

—¡El hijo de puta nos está dando por el culo! —gritan, reconozco la voz de Brandon— Nos volvió a abofetear acabando con la mitad de nuestros puntos claves.

—¡Antoni ya viene para acá! —no identifico la segunda voz.

—¡Que se cojan a Antoni! —replica Brandon— Es el culpable de todo esto...

—Es quien manda.

—¡No! le está quedando grande el trabajo, por ello, le voy a dar una demostración de cómo se manejan las cosas.

Los pasos se acercan, retrocedo cuando abren la puerta de una patada. Intento buscar algo con que defenderme, mas no hallo nada que me sirva. Brandon Mascherano entra escoltado por tres hombres. 

—Sabía que  secuestrarte no traería más que problemas—arroja un periódico hacia mis pies— Conozco a las perras como tú.

Mantengo el mentón en alto, no me molesto en leer lo que me arrojó ya que es para atacarme con la  guardia baja. 

—Lastimosamente tus encantos solo funcionan con mi hermano.

Da un paso al frente en tanto yo retrocedo.

—No te me acerques — le advierto.

—La FEMF nos envió un mensaje —sonríe con ironía— Vamos a darle una respuesta. 

Sus hombres se abalanzan sobre mí tomándome del cabello mientras pataleo.

—Tu coronel está bombardeando todo lo que se le atraviesa —increpa el italiano.

Forcejo cuando me sacan hacia el pasillo, pero estoy tan débil que no puedo soltarme. 

—Antoni llegará en unos minutos —un hombre moreno nos alcanza mientras se encaminan hacia la escalera.

—No necesito mucho tiempo  —responde Brandon despreocupado.

—¡Sus órdenes son claras, Brandon! —replica el hombre— No quiere que toquen a la prisionera.

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora