CITACIÓN.
Bratt
Destruyo la pantalla digital del auto, la vista se me nubla y no soy consciente de nada a la hora de estrellar los puños una y otra vez contra el vidrio. ¡No, no y no! No acepto su traición.
¿Como carajos es capaz de engañarme así? ¿A mi? él que ha dado todo por ella. Yo, que la puse en un jodido pedestal amándola desde que la conoci.
No, no lo merezco. Tengo mis fallas pero no lo merezco. Joder, le he sido fiel, para mi no hay otra que no sea ella. Colapso en el asiento cuando los celos hacen estragos, mientras yo la pensaba día y noche ella se dejaba follar quien sabe por quien, mientras yo añoraba oírla ella dormía en los brazos de otro.
Lo matare juro que lo matare, quien se atrevió a tocarla es hombre muerto.
Conduzco al comando saltándome las señales de transito. Ahora entiendo el cambio constante, el lloriqueo, las barreras y las excusas. Esta con alguien y ese alguien se atrevió a verme la puta cara sabiendo que era mi novia.
Las puertas del comando me reciben y derrapo las llantas en el estacionamiento bajando y estrellando la puerta a su paso. La cara me arde, el estomago se me revuelve y la garganta me arde con el cumulo de emociones que me abarcan ¡Malditos, mil veces malditos! Transpiro odio y a ciegas me encamino a mi oficina.
—¡Capitán!— me llama Gauna en el pasillo de la tercera planta.
Respiro hondo apretando los puños.
—Señor —procuro que no me tiemble la voz.
—Prepare sus cosas, le hará frente a la central de Cambrighe por un par de días. Hubo un ataque y necesitan un capitán al mando.
—Señor, no soy la persona competente para la tarea. No en estos momentos.
—¿Le he preguntado si es competente o no?
—No, pero...
—¡Se va, el helicóptero lo espera en media hora!— se marcha sin darme oportunidad de protestar.
Continuo a mi oficina recogiendo todo de mala gana, no sincronizo arrojo todo al suelo desde papeles hasta mi propia computadora. Me sudan las manos no me concentro, la rabia es tanta que quiero encararla agitarle los hombros y preguntarle porque diablos lo hizo, si conmigo no le hacia falta nada. Exigirle el porque de este puñal en mi espalda si siempre me ha querido, o al menos eso decia.
¿Quien la obligo a fallarme como lo hizo? ¿Quien tuvo la osadía de arrancarme de su pecho?
Llamo a Meredith quien llega en cuestión de segundos, asustada y jadeando.
—¡Capitán, ¿Que le paso?!—corre por el botiquín.
—No —aparto las manos para que no me toque— No quiero que sane, el que duela es una forma de desahogarme.
—¿Que sucedió? —se arrodilla entre mis piernas.
Debo esforzarme para hablar, tengo la garganta obstruida por todas las cosas que quiero gritar.
—Tenias razón —logro decir— Rachel tiene alguien más, ¡Follo con alguien más!
—Le dije que tuviera la mente abierta, capitán.
—Necesito saber quien es, y lo matare cuando lo encuentre.
—Tome las cosas con calma.
—Debo irme a Cambridge, te quedaras aquí —busco la llave de la habitación de Rachel— Requisaras su habitación, su ropa, sus cosas, absolutamente todo, busca cualquier cosa que pueda decirme quien se la tiro.
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Lascivia (Disponible en librerías)
RomanceLas vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tie...