QUIEBRE.
Christopher.
El calor de Rachel envuelve la mitad de mi cuerpo, el cabello negro cubre parte de mi brazo y su respiración se acompasa con la mia mientras mantengo los ojos cerrados.
No quiero levantarme ni apartarla. Aunque el mundo esté ardiendo afuera, me apetece estar así por tiempo indeterminado.
Muevo la cabeza, la luz del atardecer me está dando en la cara, mas sigo sin querer moverme, me niego apartar el fuego que emana, la fragancia que exuda. La estrecho contra mí reafirmando mi determinación. Decisión que queda en el limbo con el pequeño respingo que suelta.
—Bratt —se incorpora sobre el colchón— ¡Baja el arma por favor!
Abro los ojos con la ilusión de que lo que acaba de decir sólo sea el diálogo de un mal sueño. Esperanza de que esa voz nerviosa a punto de romper en llanto, sólo sea producto de una pesadilla.
Abro los ojos dejando que mi vista se aclare poco a poco confirmando lo que en el fondo sabía que tarde o temprano pasaría.
—Dos escorias juntas —Bratt le apunta con su arma— Mi novia y el que decía ser mi mejor amigo.
Rachel tiembla a mi lado abrazando las sabanas contra su pecho.
—No...
—¿No... Qué? —le reclama— ¿Tendrán el descaro de negarme lo que estoy viendo con mis propios ojos?
—Hablemos —le suplica nerviosa— Deja que te explique cómo sucedieron las cosas.
Tiene los ojos inyectados de sangre, el dedo en el gatillo nos deja como el blanco perfecto. El rostro desencajado de Bratt es un claro indicio de que de bueno no le queda nada.
—¿Qué me explicarás? —limpia sus lágrimas con brusquedad— ¡¿Cómo te revolcabas con él mientras yo andaba de ingenuo confiando en ti??
—¡No! —solloza ella— ¡Solo baja el arma para que podamos dialogar!
—¡Ahora si quieres dialogar! —grita— ¡Pero cuando yo te buscaba día y noche en busca de una explicación no podías!
—¡Solo evitaba lastimarte, ya te había hecho suficiente daño!
Me incorporo. ¡No quería que las cosas sucedieran así, maldita sea! Está frente a los dos armado y desesperado por lo que acaba de descubrir, reflejando su dolor en cada una de las lágrimas que está derramando.
El ver a Meredith bajo el umbral de la puerta empeora mi genio.
—¿Por qué?
—Ninguno de los dos va dar explicaciones, Bratt.
—¡Eras todo para mí! —le habla a ella— ¿Cómo fuiste capaz de meterte en su cama como una vil ramera?
—¡Capitán baje el arma! —le pide Meredith.
Saco los pies de la cama buscando mi ropa.
—¡No te muevas! —me apunta.
Lo ignoro, alcanzo mi vaqueros y medio me visto bajo la mirada de su acompañante.
—Bratt, baja el arma por favor —insiste Rachel— No hagas algo de lo que te puedas arrepentir.
—¡Cállate! —exclama— ¡Me hice una puta promesa y no me iré sin cumplirla!
—¡Tu promesa era matarme a mí, no a ella! —lo enfrento— ¡Así que deja de apuntarle con esa maldita cosa!
La mira con rabia, el arma tiembla en su mano mientras ella solloza dejando que el llanto la quiebre.
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Lascivia (Disponible en librerías)
RomanceLas vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tie...