CAPÍTULO 19

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Mil Maneras de Hacer el Ridículo. 

Miércoles 6 de septiembre.

El Coronel Christopher Morgan, lanza uno de sus mejores golpes.

El Clan Mascherano perdió dos importantes cabecillas gracias al coronel Christopher Morgan. La suspicacia e inteligencia del coronel de solo veinticinco años capturó a Alejandro y a Bernardo Mascherano el 1 de septiembre en Moscú y, aunque no se logró la captura de Antoni Mascherano es un gran punto para la FEMF. Fuentes confiables aseguran querer acabar con los dos grupos insurgentes antes de que se pueda declarar una guerra...

Paso las páginas del periódico de la FEMF en busca de algo que no hable de Christopher. Pierdo mi tiempo en diez páginas informativas ya que solo se habla de lo bien que hace su trabajo.

En lo único que no aparece es en la página de sociales, que no tienen nada de interesante, sólo hay anuncios, chismes de los reconocidos internamente y columnas dedicadas a los que acaban de casarse o acaban de morir.

Lo tiro en la mesa mientras me desparramo en el sofá de mi vestíbulo. Tuve una semana pesada, para colmo, la fuga de Antoni me tiene trabajando el doble de tiempo. 

—Temo a que tu cabeza se vuelva gigante y estalle de un momento a otro —comenta Luisa.

Está sentada en el piso revisando los catálogos de boda que envió el organizador, rodeada de un montón de lápices y marcadores.

—Mi cerebro no es el mismo, lo desgasté de tanto pensar.

—Con pensamientos estúpidos porque todo lo que se te cruza por la mente es una pérdida de tiempo.

Se levanta recogiendo el desorden. 

—Para ti es fácil decirlo, no estás en mis zapatos.

—No y si lo estuviera no perdería el tiempo llorando sobre la leche derramada —se recoge el cabello— ¿Por qué insistes en reprocharte y torturarte con lo que ya pasó?

—Porque estuvo mal...

—Estuvo mal pero ya pasó —me regaña— Pensé que estarías más tranquila después de terminar con el coronel pero resulta que ahora estás peor. Te lamentas el doble; Por engañar a Bratt y por que ya no coges con Christopher.

—No quiero coger con Christopher —me defiendo— Me siento bien así como estoy.

—Te conozco hace más de quince años y sé que te sientes mal por no poder cogértelo  —pone los brazos como jarra— Explícame ¿Por qué mantienes a Irina ocupada día y noche? ¿Por qué te enojas cada vez que aparece?

Guardo silencio, no tengo respuestas coherentes.

—La vida es demasiado corta para pensar en todo el mundo. Haz lo que tu corazón te diga, aunque tengas miedo, aunque esté mal, aunque después te arrepientas. Porque si no lo haces, de todos modos te vas arrepentir por no haberlo intentado.

—Bratt..

—Bratt no está aquí, estés o no con el coronel, vas a seguir torturándote con ideas absurdas.

—Es que no es tan fácil Lou ¿Qué harías si Simón te hiciera lo mismo?

—Lo entendería.

La miro como si le hubiese salido un tercer ojo. La conozco y sé que si Simón la engaña, seguramente no sobrevive para contarlo.

—¿Por quién me tomas? —me burlo.

—Rachel, el que es infiel es porque no ama lo suficiente. Creías amar locamente a Bratt y te equivocaste, el que te guste Christopher es una demostración de que no vivías un amor de ensueño como pensabas.

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora