CAPÍTULO 89

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Punto final. 

6 de noviembre de 2017 - Día uno

Rachel.

La calurosa brisa se cuela por las ventanas, huele a arena y a heno. Me incorporo observando mi alrededor, contemplo las medallas, las fotografías y los afiches que decoran las paredes de mi habitación en Phoenix.

Recorro el pasillo, la casa está vacía, escucho cómo la brisa mueve las puertas de madera. Con cautela asomo la cabeza en el pórtico del jardín y allí está él, sentado en el viejo columpio de mis hermanas.

Avanzo feliz dejando que me abra espacio a su lado. 

—¿Morí? —pregunto mirando a la nada.

—No —contesta Harry con una sonrisa.

Siento como si me volvieran arrojar al vacío, si no estoy muerta quiere decir que estoy alucinando y si estoy alucinando es porque sigo drogada.

Christopher y Bratt no fueron más que una vana ilusión.

—Estás soñando —aclara— Pero pronto despertarás.

—No quiero —me aferro a la cadena del columpio— Si las cosas seguirán igual prefiero morir a que seguir soñando.

—La Rachel que conozco no diría eso, mi Rachel no se rinde así de fácil.

Se me arma un nudo en la garganta.

—De esa Rachel no queda nada.

Se vuelve hacia mí rodeándome los hombros con el brazo. 

—Tienes mucho por vivir —me besa la frente— Afuera hay un mundo que te espera, que quiere que lo explores e invadas siendo lo que eres: Una mujer fuerte y valiente.

Niego.

—No quiero —lloro— No quiero enfrentarlo ni ser valiente, quiero descansar. Ya ha dolido lo suficiente.

—¡Mírame! —me alza la cara.

—Estoy cansada de lidiar con heridas físicas y emocionales.

—Son etapas...

—No es justo que me toquen las peores —me seca las lágrimas— Me pregunto una y otra vez  ¿Qué estoy pagando? Porque no es justo pasar por tanto, no es justo que Dios me ponga tanto a prueba.

Sus brazos me envuelven. 

—Tú que lo conoces pregúntale, dile que aminore el peso porque no me creo capaz de soportarlo.

—Él no da pruebas que no podamos resistir...

—Quiero quedarme —lo aprieto contra mí— Quiero quedarme contigo.

—No tienes nada que hacer aquí, acuérdate que todo es más oscuro cuando se acerca el amanecer. Tienes que volver, decir que eres una sobreviviente, que las circunstancias no pudieron contra a ti. Debes renacer de las cenizas, mirar al frente y seguir porque aún tienes muchas cosas por hacer.

Me muestra la cadena que tengo atada en la mano.

—Eres más valiente de lo que crees. 

—Haces que se vea fácil.

—Lo es mi Raichil, solo deshazte de los lamentos y continúa, tu familia y tus amigos te esperan.

Lascivia (Disponible en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora