Capítulo 1: Entre la espada y la pared

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Desperté la mañana siguiente en una plaza. Sin hogar, sin familia, sin comida. Decidí trabajar como pude haciendo recados. Un día que tenía que llevar paja para una granja cerca del pueblo encontré una ruina antigua. Dejé la paja de lado y me dispuse a detallarla.

De repente aparecieron dos misteriosas mujeres con máscaras de metal en sus caras. Una tenía el cabello corto, rojo rizado y la otra con el cabello verde 10cm más abajo del hombro. Se acercaron peligrosamente a mi y una gritó.

Pelirroja: ¿Cómo te atreves a hacercarte a la entrada secreta al santuario de Athena?

"Athena, ese nombre de nuevo que extraño" pensé.

Peliverde: El único castigo conocido para este delito es la muerte. ¡¡Prepárate!!.

Yo me tiré al piso, tenía miedo, MIEDO!!!!. No sabía que hacer.

Yo: Nooooo!!!!!, no me mate por lo que más quiera. Sufrí demasiado en estos últimos días. Perdí a mi familia completa y no tengo lugar a donde ir. No diré nada de este lugar se lo aseguro, apiadese de mi vida.

Pelirroja: Lo lamento joven pero no tenemos opción.

Xxx: Entonces dijiste que perdiste a tu familia y no tienes lugar a donde ir ¿cierto?.

Volteé la mirada y justo tras mio había una persona. Un tipo de avanzada edad, alto con el cabello largo y de color verde manzana con ojos violetas y dos lunares en lugar de cejas. Vestía un camisón blanco con detalles dorados y un collar de dientes.

Peliverde: Gran patriarca. Estábamos cumpliendo la ley de Athena al guardar el secreto de la entrada al santuario.

Pelirroja: No estábamos haciendo nada malo. Por favor Shion no nos mires así.

Al parecer el nombre del anciano era Shion. El las estaba mirando con cara amenazante y pidió que se retiraran. Las dos mujeres se fueron corriendo. El se agachó como yo estaba y me consoló.

Shion: No les hagas caso a esas dos. Lo que dijistes hace rato sobre que no tienes hogar, ¿es cierto?

Yo afirmé con la cabeza y el me miró.

Shion: Veo que has sufrido mucho en estos últimos días ¿verdad?.

Yo: S-si s-señor...

Shion: Si caminas unos 10 minutos colina arriba encontrarás el santuario de Athena. Un lugar donde entrenamos a los guerreros más fuertes para proteger a nuestra líder. La mayoría de nosotros fuimos huérfanos alguna vez incluyéndome. Por eso te entiendo perfectamente. Existe una división especial para las mujeres, las llamamos amazonas. Si gustas puedes unirteles y vivir en el santuario ya que no tienes a donde ir. Pero hay sólo una condición. Deberás jurar lealtad a Athena y entrenar día y noche para hacerte fuerte y enfrentar las fuerzas que amenazan al santuario.

Lo miré confundida, no entendí ni pío de lo que dijo. Lo único que escuché fue vivir en el santuario y entrenar fuertemente.

Yo: ¿Y el entrenamiento es muy forzoso?.

Shion: Pequeña, no te mentiré, es muy fuerte. Pero encontrarás algo aún mas fuerte que el entrenamiento y eso es lo que te va a impulsar a seguir. Ese algo es un hogar. Entonces ¿quieres venir conmigo?

Lo miré dudosamente, normalmente no seguiría instrucciones de un extraño pero no tenía muchas opciones, acepté ir. Cuando íbamos subiendo la colina me dió un velo y me dijo que tratara de no dejar ver mi rostro por nadie. Me pareció extraña aquella petición pero la cumplí.

Shion: Bienvenida al santuario de Athena.

Me dijo cuando llegamos a un plano. Estaba lleno de hombres con ropaje extraño como los de el tren, "de seguro esos son de aquí" pensé. Las mujeres que caminaban por allí traían máscaras como las dos que vi anteriormente y pensé que eso tenía que ver con el velo que traía puesto. Al fondo del terraplén se podía ver algo padecido al coliseo romano y más atrás había un gran muro de concreto.

Luego seguimos un camino que nos llevó a una gran pradera y al final de esta se podía observar unas canchas con muros de piedra.

Shion: Eso que ves allá es la villa, el lugar privado de las amazonas. Allí podrás vivir.

Luego que atravesamos las canchas se pudo divisar una casa antigua estilo colonial de dos pisos. Tenía un carrito parado al frente.

Vi que de la puerta principal salían dos niñas de mi edad con máscaras de metal. Una era morena alta  con el cabello negro semi-largo, la otra de piel blanca con el cabello pintado de rosa intenso. Se me quedaron viendo y se fueron inmediatamente.

Shion: Ellas son Rosangela y Fiorella. De seguro las verás muy seguido.

Me llevó hasta la puerta principal y antes de abrirla me miró muy seriamente. Y me lanzó una pregunta decisiva.

Shion: ________, ¿Estás completamente segura de que quieres empezar una nueva vida aquí sirviendo a Athena y peleando en su nombre como amazona?.

Lo dudé un momento y reflexioné. Si digo que no, podían matarme o tendría que regresar al pueblo a hacer trabajos horribles de nuevo o quedarme aquí entrenando toda la vida. Pensé que en las dos opciones estaba muerta y que si me quedaba en el santuario tendría al menos un lugar para quedarme.

Yo: Si, acepto servir a Athena.

Entonces sacó una máscara metálica de su bolsillo y me la entregó.

Shion: Desde el momento en que te coloques esa máscara dejarás de ser tu misma y sólo serás una guerrera de Athena, ¿éstas de acuerdo?.

En ese momento me coloqué la máscara.

Saint Seiya: Mi vida de AmazonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora