Es un viernes por la noche pero apenas está oscureciendo, una primavera con matices de verano que sofoca. Estoy en la sala de estar, en uno de los sofás, mientras escucho el tecleo de la computadora de mi hermana mezclado con la televisión en la cocina a la vez que los autos pasan simultáneamente afuera. Se convirtió en una costumbre escuchar el pedido de auxilio de cientos de personas, el llanto de un niño a kilómetros o simples conversaciones al azar unas calles más adelante. Escuchar a la ciudad entera era algo bello y doloroso a la vez. Nunca fui capaz de tener la libertad que poseían, podría tratar mil veces de humanizarme pero nunca me sentía totalmente parte de ellos.
No es hasta que escucho la voz de mi hermana repitiendo mi nombre que salgo de mi trance.
—¿Kara? Oye... ¿estás ahí? —me miraba desde el otro extremo y su computadora ya reposaba apagada en la mesa.
—Sí, claro. Solo pensaba.
Me levanté y me dirigí al balcón. Alex se acercó unos segundos después.
—A veces quisiera ser como ellos, como tú. Tener una vida normal y disfrutar de cosas tan sencillas como cenar con alguien sin tener que salir corriendo a los diez minutos —respiré profundo ante el pensamiento, y reí ante la tonta idea.
—Eres especial Kara, deberías estar orgullosa de ello. Todas esas personas van a dormir todos los días sabiendo lo que les espera al día siguiente. Quizás no tengan que ir en busca de extraterrestres o detener misiles, pero estoy segura de que les gustaría significar algo más.
Sabía que estaba en lo correcto pero sus palabras no hicieron que el sentimiento se vaya.
—¿No tienes una cita en media hora? —le espeté burlonamente.
La verdad era que Alex sudaba de nervios, no solo era notable por el brillo en su frente pero su corazón se escuchaba algo anormal, su temperatura corporal cambiaba a cada segundo. Claro no se lo diría, pero era gracioso verla tan ansiosa por la inminente llegada de la chica que le gustaba. Habían estado saliendo por dos o tres semanas pero Alex siempre estaba igual de agitada.
—Cálmate y ve a darte un baño, te organizará las ideas.
Rodó los ojos pero pude notar una pequeña sonrisa mientras iba a preparar la bañera.
Suspiré profundamente y fui en busca de algo para beber. Terminé con algo en la mano que parecía tener una alta graduación alcohólica y me senté en una de las sillas del comedor. No podía emborracharme, mi sistema no lo permitía pero su sabor y el cosquilleo me resultaban divertidos en los labios.
Sobre la mesa habían unas cuantas carpetas acomodadas por orden alfabético, ficheros con nombres importantes, números telefónicos y direcciones de todo tipo. En una carpeta principal estaban mis próximos reportajes.
Mi trabajo al principio no me había resultado tan emocionante como lo era ahora. Necesitaba mi propia distracción sobre el hecho de que era una alienígena con poderes casi divinos. No había estado segura de si era mi vocación, de hecho antes no sabía ni qué era lo que quería. Pero descubrí que dar a conocer las historias de las personas no sólo me llenaba el vacío sino que lo disfrutaba. Disfrutaba de mi trabajo y no podía estar más agradecida de al menos parecer un poco normal.
Para cuando terminé mi bebida Alex estaba dubitativa a unos metros en frente de mí, con un vestido negro oscuro que le pasaba un poco las rodillas y unos zapatos del mismo tono haciendo juego. Sonreí sabiendo que no estaba muy segura vistiendo de esa forma pero que lo hacía porque Maggie, su novia, le importaba.
—Te ves increíble, en serio, todos van a mirarte —mencioné alzando las cejas—. Ella en especial.
Y miré en dirección a la puerta, escuchando a los pocos segundos que alguien tocaba. Alex se demoró un poco en moverse de su lugar, así que tuve que hacerle señas para que fuera a abrir. Finalmente, respiró y caminó hasta la puerta, abrió y se encontró la sonrisa de su novia del otro lado. Se dieron un corto beso y Maggie me saludó por sobre el hombro de mi hermana antes de que se fueran y todo volviera a quedar en silencio.
La noche ya estaba presente y la luna en lo más alto. Ojeando mis entrevistas, tomé la que estaba arriba de las demás y procedí a leer la información de mi próximo reportaje;
Lena Luthor, Directora Ejecutiva de Luthor Corporation.
Sería un día interesante.
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Kriptonita Roja; Supercorp.
FanfictionKara Danvers ha ayudado a todo el que necesite una mano, ha llegado a lo imposible para proteger a todos sin esperar nada a cambio pero un día descubre que algo dentro de ella se está transformando. Su única salvación se encuentra dónde menos se lo...