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Lena me observó con expresión neutra por un largo rato hasta que finalmente se fue dentro pero dejando la puerta abierta como señal para que pasara. Me quedé viendo su espalda al alejarse, tomé una gran bocanada de aire y entré también cerrando la puerta a mis espaldas. Sentía mis entrañas revolverse y cada paso que daba me ponía más nerviosa. 

Cuando la encontré ella estaba sentada en el sofá de la sala, aquella donde habíamos hablado la última vez antes de que las cosas se pusieran algo «pasionales» entre nosotras. Me senté al otro lado sin esperar su permiso, noté que su mirada no se separaba del pliegue de su camisa pero cuando creí que no iba a decir nada, habló, aún con sus ojos sin reparar en mi. 

—Hace muchos años me gustaba salir a caminar tarde en la noche con Lex. Él solía contarme sobre sus proyectos en el laboratorio que tenía en casa, cosas simples y bobas, no era nada malo. Pero esos minutos para mí eran preciados porque me hablaba de sus inventos y metas con una emoción cegadora, sus ojos brillaban y sonreía como si me contara la mejor noticia del mundo. A mí me hacía feliz. Podía ver todo el potencial que tenía y las cosas que lograría con solo proponérselo y en parte me inspiraba. Lex era el único que me hacía sentir parte de la familia, éramos iguales ¿sabes? —sus ojos por primera vez se dirigieron a mí, llenos de sentimiento. —Cuando todo ocurrió, cuando comenzó a cambiar, cuando fue a prisión... Todos vieron lo que en realidad era. Me costó entenderlo y me costó procesar que la única persona que había estado siempre para mí era alguien totalmente distinto. Pero lo hice, dejé atrás todo y me dije a mí misma que no volvería a recordar nada de él. Pero hace tan solo unos días llegué a una conclusión y me di cuenta que soy exactamente como él. Tal y como él era con sus proyectos, ese amor ciego que les tenía... Es igual al que tengo por Supergirl, es intenso, es... Todo. El problema de Lex era que nunca se conformaba con lo que tenía, le parecía que algo faltaba, sentía que debía tener más. 

Su posición cambió y ví la inquietud en su mirada, pero no quería interrumpirla, pronto volvió a hablar. 

—Eso me pasa contigo. Nunca en toda mi vida había sentido tantas ganas de tener a alguien como a ti, Kara. Y me siento pésimo por eso. Soy igual a él ¿entiendes? ¿Qué clase de persona puedo ser si lo único que deseo ahora mismo es besarte? —esas palabras hicieron que desviara mi mirada a cualquier otro lugar. Daba la impresión de que mi pecho en cualquier momento estallaría. —¿Cómo es posible que me gusten dos personas distintas? Estos últimos días han sido un infierno. No la he visto y tampoco te he visto a ti, ¿sabe lo que sucedió la otra noche, Kara? ¿Por eso no ha vuelto?

Su voz me rompía, eran muy pocas las veces que la había escuchado así. Negué ligeramente con la cabeza pero sin mirarla. 

—No puedo seguir con todo esto, le diré toda la verdad y... Va a odiarme, Kara. 

—¿Qué le dirás? —me miró de tal manera que sentí que veía a través de mí pero rió sarcásticamente.

—Tú siempre estabas ahí. ¿Cómo no ibas a gustarme? No puedo entender cómo pasó pero apenas me besaste me sentí tan... Tan familiarizada con la manera en la que... Joder, Kara.—se llevó las manos a la cabeza y escuché una maldición. Al levantar la vista sus ojos eran suplicantes. —Hay algo en ti que no logro comprender, algo en ti me atrae, eres como un misterio que no puedo resolver. No sé porque demonios cuando estoy con Supergirl te extraño pero cuando estoy contigo quiero que ella vuelva. No me malinterpretes, amo pasar tiempo con ella... Contigo. Dios, necesito sacarte de mi mente. 

—Lena, cálmate. 

—Quiero olvidar lo mucho que deseo tocarte.

—Lena, por favor.

—Necesito dejar de esperar cosas imposibles y tú eres un imposible.

Me levanté del sofá de golpe. No podía estar cerca de ella, no podía escucharla decir todas esas cosas y saber que yo era la única culpable de que sus emociones estuvieran por la borda. 

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora