Kriptonita Roja; Supercorp.

37.

—Me alegro de que tu auto funcione otra vez.

—El mecánico al que lo mandaron dijo que el motor fue rostizado. —Lena tenía su mirada al frente mientras conducía. Le dió unos golpes al volante con los dedos antes de volver a hablar. —¿No te parece sospechoso?

—¿Qué quieres decir?—me miró unos segundos entrecerrando los ojos pero volvió la vista a la calle.

—Nada, Kara.

Nos quedamos en silencio un par de minutos y mis ojos de vez en cuando contemplaban su perfil. La línea de su mandíbula era llamativamente recta pero percibía su sonrisa de lado, una sonrisa segura y por la cual muchos seguro caían. Contuve un suspiro pensando en que seguramente estaría feliz para verse así, pensé que quizás también se sentía igual de bien que yo al saber que estábamos bien nuevamente... Que ella estaba bien con Supergirl.

—¿Piensas decirme para qué querías verme?

—Creo que ya sabes el motivo. 

—De hecho no. 

—Siendo reportera y trabajando en uno de los mayores medios de prensa de la ciudad supongo que viste una y mil páginas sobre Supergirl y yo.

—Ah, ese pequeño tema. —me miró haciendo una mueca pero sabía que había sonreído.

—Ese pequeño tema pues... Hablé con ella ¿sabes? Tuvimos una pequeña pelea pero creo que resistimos tan poco el orgullo que a los dos minutos nos estábamos besando.—recordaba bien esa escena, recordaba besarla y recordaba su perfume. Un perfume que me quedó por varias horas pero que aprecié, se sentía como tenerla junto a mí.

—Te dije que iba a entenderlo. 

—Me comporté como imbécil de todos modos, pero sí... Estoy feliz de que volvamos a ser las mismas de antes. Por eso estás tú aquí. —giramos en una calle y la luz de un semáforo se reflejó en su rostro. La sensación de sentirme patética pareció volver. 

—Sí, ya me lo imaginaba. Kara Danvers haciendo el papel de la falsa novia otra vez. —reí arrastrando las palabras. Había apartado la mirada porque no tenía ganas de verla justo ahora. Quería decirle tanto quién era y a la vez quería dejar de sentirme como un reemplazo aunque fuera la misma persona, porque se sentía así. Era como el objeto que podía utilizar cuando le fuera necesario. Me di cuenta tarde que el auto se había detenido.

—¿Kara? 

—¿Ya llegamos? 

—Oye, mírame. 

—¿Qué pasa?

—Lamento hacer todo a la ligera, creo que debí preguntarte antes siquiera de hacer que te subas si querías...

—¿Si quería seguir con esto? —las palabras salieron sin pensarlas y la luz intermitente del foco sobre nosotras dejó ver su cara, podía ver como en sus ojos había culpa. —Lena, deja de preocuparte por cosas sin sentido. Ya sabías que de todos modos te ayudaría. Siempre lo hago. 

—Ese es el problema, siempre haces todo para complacerme, no soy idiota Kara. Tú estás todo el tiempo intentando ayudarme y yo solo te presiono sin dejarte cuestionartelo. No quiero sentir que te estoy obligando de alguna manera a hacer algo que no quieres, solo dime si no estás de acuerdo con todo esto y seremos las amigas de siempre. 

—Lena, ¿siempre eres así de dramática?

—Hablo en serio.

—También yo. Puedo seguir con esto, lamento si te hice sentir mal con la manera en que lo dije o si...