3.

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La instalación del DEO se encontraba en las afueras de la ciudad, demasiado lejos de posibles ojos curiosos, pero nada comparada a la antigua base de operaciones que antes estaba bajo tierra. Ésta había quedado casi destruida antes así que se transladaron a una mucho mejor, con nuevo equipamiento y sobretodo ventanas que dejaban entrar el sol.

Entré, en mi traje como era común, y no tardé en divisar a Winn frente a un gran computador. Esas cosas le encantaban y era muy bueno en lo que hacía, por eso Hank (o J'onn J'onzz, su verdadero nombre, un marciano verde que había escapado de su planeta) lo había traído a la base para que fuera una herramienta más.

—Hey Kar... Supergirl —era cierto que todos en el DEO me llamaban por mi nombre de superhéroe pero estaba segura de que ya la mayoría conocía mi nombre de tantas veces que Alex, Winn o J'onn lo habían mencionado.

Mi hermana también trabajaba en la base hace ya dos años y debido a que era una organización privada del gobierno quién preguntaba sobre su empleo sabía que era una supuesta agente del FBI. Y tranquilamente podría pasar por una.

—Buen día, Winn —apoyé mi hombro en el respaldo de su silla viendo una de las gigantescas pantallas que conformaban la gran sala principal. Había varias más, cada una con diferente información. La más cercana a nosotros mostraba unos cuantos radares de detección aéreos y navales, así como de navegación. Otra pantalla señalaba una secuencia de cámaras de seguridad en National City, que controlaban varios agentes frente a mí mediante sus computadoras. Y otras muchas pantallas con información de posibles alienígenas en la mira.

—¿Has visto a mi hermana?

-Um, creo que ha salido hace rato —su mirada se clavó en mí unos momentos , devolvió su mirada a la pantalla y tecleó un par de cosas—. Sí, salió hace veinte minutos con un equipo.

—Parece que hoy no tendré diversión —reí rodando los ojos y suspiré retomando mi camino hacia la salida.

—Umm... ¿Supergirl? —no había terminado de decir mi nombre cuando ya mis ojos estaban puestos en la pantalla principal, que ahora se tornaba roja. Estado de alerta.

Un humanoide de unos dos metros de altura estaba en la terraza de algún edificio. Podía ver las pantallas llenarse de información sobre la criatura al segundo; piel resistente y expandible, de color gris oscuro hasta su cabeza donde su cuello se volvía un mar de espinas al momento en el que respiraba. Su cara parecía hecha de algún tipo de sustancia desconocida y era difícil distinguir las facciones con la babosidad que desprendía.

—No podemos encontrar su ubicación, han habido problemas en varias zonas de la ciudad con los satélites especiales por lo que creo que tardaremos un poco más en saber dónde se encuent...

—Olvidalo, estoy en camino —Winn me miró confundido y no demoré en salir volando a toda velocidad de la base. No olvidaba mis visitas y recordaba la de hace semanas en aquel mismo edificio. Había visto en la cámara un atisbo del apellido Luthor y eso había sido suficiente.

—Es la torre Luthor. Llegaré en unos segundos—le comuniqué ya en el aire.

No fue mucho tiempo después de decir esas palabras cuando encontré al humanoide tirando las pocas cosas que encontraba hacia abajo. Hacia las personas.

Un trozo de algún escombro en particular era demasiado grande y caía a toda velocidad dónde una niña aterrada no podía moverse. Escuchaba su corazón latir rápidamente y el miedo que la inundaba la paralizaba, ignorando los gritos de su madre que se encontraba detrás de una valla de policías. Muchos de ellos intentaban ir en su ayuda y sin éxito. Cuando daban un paso caían piedras a montones.

Volé hacia ella y no tardé en sujetarla y sacarla del lugar. El escombro habría caído sobre ella si hubiera tardado un segundo más.

—¿Te encuentras bien? Vale, ahí está tu mamá, corre —le sonreí y cuando estaba por emprender vuelo rodeó sus pequeños brazos llegando apenas a la altura de mi abdomen. La abracé así mismo y me soltó luego para ir a dónde su madre, quién me sonrió entre lágrimas y tocaba a su hija para ver si había sido lastimada por alguna piedra.

En cuestión de segundos estaba ya frente al causante del alboroto, algo en él era estresante y agotador. Me detuve justo para atrapar una roca que venía en mi dirección. Esquivé otra, y otra y derretí la siguiente, cada vez acercándome más. Cuando estuvo sin más cosas al alcance pude ver que abría sus fauces, su boca ya era de gran tamaño y para cuándo bajé la vista a su cuello las espinas se habían convertido en algo parecido a cuchillos cada uno con la punta afilada de la que salían gotas de una sustancia verdosa y roja.

En medio segundo esas espinas salieron disparadas hacia mí y en menos de lo que fuera físicamente posible giré en mí misma para envolverme con mi capa. Ninguna la atravesó pero al volver a su lugar el alien ya no estaba. Sin embargo la puerta de entrada al edificio aún estaba moviéndose. Rápidamente volé y usé mi visión para encontrar su paradero. La criatura estaba bajando por las escaleras a una velocidad alarmante y por lo que sabía el primer piso que encontraría sería el de Lena Luthor. Volé a mi máxima velocidad y cuando llegué él estaba irrumpiendo en una oficina vacía, destrozando todo lo que se topaba con él. No tardó en dejar en pedazos el lugar cuando saltó hacia la pared derecha, rompiéndola y atravesándola, pero yo fui más rápida. No me sorprendió descubrir que era la oficina de Lena sino descubrir que Lena Luthor en persona estaba ahí mismo, detrás del escritorio. ¿Qué se supone qué hacía ahí?

No pude hacer nada más que esquivar un golpe del alien y devolverle un gancho en la cara. Su piel definitivamente era muy babosa pero fuerte y sentía como se expandía hacia adentro con cada golpe que le propinaba. Tuve un segundo de duda ante la estupefacción que me causaba aquel ser pero fue eliminado al instante en que un mueble voló en dirección a Lena. Fui hacia éste y lo golpeé de modo que su trayectoria cambió. El alienígena no hizo más que enojarse y abrió su boca como ya había hecho antes. Sabiendo lo que planeaba no le di tiempo a conseguirlo. Mi visión de calor lo estaba cocinando, se había quedado quieto de repente, su piel no parecía tener la misma consistencia y noté al instante que dentro de su pecho una especie de circuito se derretía.

—¿... Robot? —la voz de Lena desde detrás del escritorio me recordó su presencia y la miré con algo de confusión. El alienígena había perdido su piel resbaladiza que ahora caía ennegrecida al piso. No presentaba ningún signo de estar vivo.

—¿No se supone que... Debería haber escapado? —la miré suspicaz pero eso no me detuvo de ver si su cuerpo tenía algún tipo de daño externo o interno —Había un monstruo en tu techo, tirando piedras a la gente y... ¿Qué hacía aquí, señorita Luthor?

Ella me miró unos segundos. Respiró profundo,  cerrando los ojos y estirando el cuello, pasando luego una mano por la piel blanca.

Cuando los abrió me miró directamente. Cansada.

—Así como tú no dejas escapar una oportunidad para salvar a alguien que lo necesita, así como sientes que es tu deber... El mío es quedarme aquí. Mi deber es ser quién mantenga este edificio en pie aunque eso signifique ser yo la última persona en él. Este es mi único verdadero hogar Supergirl, y aunque no puedo protegerlo ni tengo superpoderes como tú, no me iré de el.

—De acuerdo, ¿te encuentras bien? —preferí confiar en lo que decía y no juzgar como muchos otros habían hecho por su apellido. Tal vez los Luthor no habían sido la mejor versión de un ser humano pero algo en ella era distinto y de todas formas aún no tenía razones para desconfiar.

—Sí, gracias a ti. No sé qué habría pasado si no hubieras estado para socorrerme —sus ojos claros se iluminaron mientras me sonreía y unos pequeños agujeros se formaron en sus mejillas. —En serio, gracias.

—Umm, sí, sí... Eso no fue... —por un momento me sentí desorientada, sentí que la gravedad estaba presionándome, un peso invisible me empujaba, y mi vista se nublaba. Mi cara de confusión y mi repentino estado fue motivo de alarma para Lena. Noté como se acercaba pero para cuándo llegó a mí, yo ya me estaba desplomando en el suelo.

—¿Supergirl? Oye, oye quédate conmigo —sentí que posaba mi cabeza sobre sus piernas, su cara de preocupación y sus ojos claros fueron lo último que vi antes de que mi mente se convirtiera en algo oscuro —. ¿Supergirl?

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora