34.

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Estaba aún en el piso viendo los pedazos del vidrio roto esparcidos por el suelo cuando Lena se arrodilló junto a mí, su rostro expresaba preocupación. Me miró de pies a cabeza varias veces antes de que finalmente pudiera escuchar que estaba diciendo. 

—¿Kara? ¿Puedes levantarte? Debes ir a un hospital.

—Estoy bien, Lena. 

—Con la fuerza con la que te golpeó no sé como es posible que sigas viva. Espera, llamaré una ambulancia. —me las ingenié para tomarla del brazo antes de que se alejara.

—Lena, en serio me encuentro bien. No debes preocuparte.

—Kara, por dios. Supergirl acaba de... De literalmente golpearte. No sé por qué ha hecho eso. 

—Tampoco yo... —tenía muchas cosas en mente. Como porqué ahora tenía una copia asesina de mí rondando por las calles, cómo me encontró, o de dónde había salido. Le eché un vistazo al ahora gran agujero en la ventana y comencé a levantarme. 

—No, oye. No puedes moverte. 

—Escuchame, estoy bien. ¿Ves? —levanté los brazos y ella suspiró. 

—Quizás no sea exactamente ella quién hizo eso. 

Cuando pude levantarme la miré extrañada. ¿Tal vez Lena sabía algo al respecto?

—¿Qué quieres decir? —su semblante se oscureció un instante, podía ver la duda en sus ojos. 

—Es que Supergirl tiene un problema, no sé si tú lo sabías pero... Es complicado, en resúmen hay algo que la afecta a menudo. Es como si se volviera otra persona, nada parecido a lo que conocemos. 

—Oh... —por un segundo pensé que me estaba perdiendo de algo pero sentí un repentino nudo en el estómago al recordar aquel problema que aún no resolvía. —No lo sabía. 

—¿Pero y si no fue así? Si de verdad era ella y te hizo eso porque nos vió juntas...

—No puedes sacar conclusiones ahora, Lena. —frunció el ceño apoyándose en la mesa que ahora estaba cubierta de cristal roto, nuestro desayuno claramente arruinado. 

—Cuando me miró... Me miró de una manera extraña, no sé cómo explicarlo pero era una mirada vacía.—parecía hablar con ella misma pero levantó la mirada hacia mí.—Sé lo que he hecho, no lo olvido, pero nunca me dió el tiempo de al menos explicarle. Sólo desapareció y ahora viene a...

—Lena, escucha. Lo que ustedes necesitan es hablar, no pueden resolver las cosas así, tú no sabes si ella... Si ella estaba del todo bien al venir aquí, ni ella sabe por qué hiciste lo que hiciste. 

Soltó otro largo suspiro y le dió un suave golpe a la mesa.

—Vamonos, Kara.

Se giró y comenzó a caminar hasta las escaleras para bajar al primer piso, me di cuenta que estaba notoriamente molesta porque no me habló ni se dió vuelta para ver si la seguía. Pese a que ni siquiera comimos Lena fue hasta la caja y pagó sin decir nada. Pronto estuvimos fuera frente al aire de la mañana y la escuché protestar silenciosamente.

—En este mismo momento me gustaría tener mi endemoniado auto.—fue más como si lo dijera para ella misma pero después de un rato mirando la calle se dió vuelta para verme.—Lo siento. 

—¿Por qué lo sientes? Nada de esto es tu culpa. 

—Claro que lo es, Kara. Íbamos a tener un nuevo gran día. —las últimas palabras las escupió sarcásticamente.—Tú has hecho todo por mí y... Se arruinó. 

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora