Me quedé plantada fuera de la cocina mirando confusa el lugar donde se había ido, no sabía por qué había tenido tal agitación de pronto, ni quién era el causante de ello pero opté por hacer lo que me pidió. Miré varias veces el pasillo donde me encontraba, no sabía dónde meterme hasta que escuché unas voces acercándose a la cocina y entré en pánico. Corrí hasta el final del pasillo y me metí dentro de la primera puerta, era corrediza y costaba cerrar, cuando por fin lo logré escuché el ruido de sillas moverse y presté atención.
—Dime a qué has venido.—la voz de Lena era cortante y seca.
—¿Ni siquiera me ofreces algo para beber?
—Lástima, me he quedado sin nada.
—Siempre has sido tan... Tú. —era la voz de otra mujer, deduje que mucho mayor que Lena. Su tono estaba lleno de ironía. —No has cambiado nada.
—Ve al grano, madre.
¿La madre de Lena? Nunca habíamos hablado de ella ni tampoco la había escuchado mencionar, suponía que no tenían una buena relación y ahora lo confirmaba por la manera en que Lena escupía las palabras. Me permití usar mi visión de rayos para ver. Las dos estaban sentadas a una distancia considerable, la mujer estaba de espaldas a mí pero su porte denotaba confianza, agachó la cabeza y movió el cuello antes de hablar.
—He estado viendo tus acciones últimamente, Lena. Y creo fervientemente que podríamos volver a ser la familia que éramos si decides ayudarme. Tienes tanto poder en tus manos y lo desperdicias.
—¿De qué demonios hablas? —su madre rió despreocupadamente.
—Ese acto que te has montado con la reportera pudieron engañar a muchos pero no a mí, cariño. Te conozco desde que eras una niña y podria predecir todos tus trucos. —hizo una pausa y ví como Lena trataba de permanecer impasible.—Sé que tienes algo con Supergirl, y realmente ignoro la traición que sentiría tu hermano si se enterara de que estás... Teniendo aventuras con la prima de su más grande enemigo. Pero eso no es de mi interés, Lena, estoy aquí para proponerte algo.
—No quiero nada de ti. —su madre pareció ignorarla.
—Eres justo lo que necesitamos para hacer caer a esa... Abominación. Esta ciudad no necesita superhéroes, mucho menos alienígenas.
Miré incrédula la espalda de aquella mujer que ya me estaba resultando desagradable, a Lena le brillaban los ojos de rabia.
—Creo que deberías irte.
—Piénsalo por un segundo. Tienes a tus pies a una diosa, Lena. Si nos ayudas tendrás tanto poder como ella, esta ciudad sería tuya y nos podríamos liberar finalmente de esas criaturas.
—¿Qué te hace creer que quiero poder? No me podría interesar menos. No soy como ustedes, madre. Nunca lo seré. Ahora sí me permites... Deberías irte.
Lena se había levantado de su silla ya sin ocultar su molestia, miraba a su madre expectante hasta que ésta decidió levantarse. Seguía sin ver su rostro pero noté como las líneas de su cara se formaban en lo que supuse era una sonrisa.
—Cometes un grave error, cariño. Espero que cambies de parecer pronto.
—Sabes dónde está la salida.
Lena tenía los ojos fijos en la mesa. Cuando finalmente se fue la ví sentarse nuevamente, llevándose una mano a la frente. Salí de donde me encontraba y usé la visión de rayos para ver si realmente se había ido, al confirmarlo entré en la cocina y Lena levantó la cabeza.
—Creo que has escuchado todo.
—No lo pude evitar, lo siento.
—No importa. Al menos ya conoces a mi madre. —hundió los hombros en un gesto cansino y yo me acerqué a ella. —Yo lo siento porque tuvieras que escuchar esas cosas.
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Kriptonita Roja; Supercorp.
FanfictionKara Danvers ha ayudado a todo el que necesite una mano, ha llegado a lo imposible para proteger a todos sin esperar nada a cambio pero un día descubre que algo dentro de ella se está transformando. Su única salvación se encuentra dónde menos se lo...