33.

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Lena volvió poco tiempo después con una caja de pizza en la mano y una sonrisa radiante en el rostro. Se dejó caer a mi lado y dejó la caja ahora abierta sobre la mesa para encender el televisor.

-Me da igual que pongas, yo comeré. -me quejé y tomé una porción. Como cada primer mordisco cuando estás ansiando comer, aquel era exquisito y no pude conseguir contener un suspiro cuando sentí el queso en mi boca.

-Cualquiera diría que te estaba matando de hambre. -la voz de Lena sonó a mi izquierda y la miré mientras se burlaba. Agarró también una porción y la mordió, supe por la expresión de su rostro que yo no era la única que estaba muriendo por comer.

-Shh, Lena.

-¡Kara! Kara, Kara, Kara. -estaba casi terminando de masticar cuando sentí que me golpeaba repetidamente el brazo mientras daba pequeños saltos en su lugar.

-¿... Uh? -seguí su mirada y noté que estaba viendo fijamente el televisor. Había empezado un programa del que no tenía ni idea pero Lena se veía bastante emocionada. -¿Te picó algo?

Dió un mordisco a otra pizza y habló torpemente con la boca llena.

-Amo ese programa.

-Me doy cuenta de eso... ¿de qué trata?

-De... Umm, el espacio.

-¿Segura? -me reí por la manera en que lo dijo y ella sonrió, bajando la vista.

-Es que nunca... Bueno, nadie se interesó tanto como para preguntar de qué trata mi programa favorito.

Lena siguió comiendo mientras veía el televisor. Me quedé pensando quién en su sano juicio no estaría interesado en las cosas que a Lena le gustan. Pese a todo, me concentré también en lo que veía y me resultó gracioso. Tantas preguntas y dudas contaban los científicos sobre planetas que yo sabía que no tenían nada de especial más que roca y polvo.

Media hora después ya no quedaba más pizza y Lena entrecerraba los ojos por momentos, cuando bostezó supe que era tiempo de que se fuera a dormir.

-¡Kara!

-¿Sí?

-¿Por qué lo apagaste? Estaba en la mejor parte.

-Lena, ni siquiera te diste cuenta cuando tomé el control, además vas a empezar a babear. Tienes que ir a dormir.

-A veces quisiera decirte que eres un fastidio, ni siquiera tengo sueño.

-Pero sabes que no lo soy. -le sonreí, me levanté y estiré mi brazo para ayudarla. Con cierto esfuerzo y varios resoplidos tomó mi mano y se levantó también. Ahora ya no lo ocultó y bostezó, sus ojos estaban adormilados.

-Tú ganas, vamos a dormir.

-Sí, aquí estoy bien. Mientras no te caigas en la cocina y llegues a tu habitación a salvo, seguro que tú igual. -se giró para verme y rascó su cabeza, extrañada.

-¿Aquí? -me miró y cuando yo señalé el sofá pareció aún no comprender, hasta que cayó en cuenta y una Lena enérgica apareció de repente. -Ohh ni lo creas, Kara. ¿Piensas que te dejaré dormir en el sofá?

-He dormido varias veces en el de mi casa, no es la muerte de nadie.

-No dormiré cómodamente sabiendo que tú estás aquí, ahora solo cállate y ven. -bostezó otra vez más y me agarró de la mano, caminando en dirección a la cocina.

-¿Lena? Oye, no. No puedes obligarme a...

-Ya lo estoy haciendo.

Protesté todo el camino hasta que se detuvo en frente de su habitación y se dió vuelta para verme, ya comenzaba a sentir cierta duda cuando ví que no había más puertas que la de su cuarto y la del baño a mi izquierda.

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora